La
investigación, recogida en 'Clinical Nutrition', el periódico oficial de la
sociedad científica 'European Society for Clinical Nutrition and Metabolism',
observó a 122 voluntarias que participaron en el estudio y que fueron divididas
aleatoriamente en dos grupos.
Cada
uno de ellos siguió dos dietas hipocalóricas equilibradas de 1500 kilocalorias,
pero una llevaba pan y otra no. El tratamiento incluyó, además, unas pautas de
ejercicio físico y varias sesiones de educación nutricional.
Tras
16 semanas de seguimiento se logró mejorar el estado nutricional de las
participantes, sin observarse diferencias significativas en la evolución de los
marcadores antropométricos, bioquímicos o inflamatorios entre ambos grupos.
Todas redujeron significativamente su peso corporal, el porcentaje de masa
grasa, la circunferencia de cintura y la grasa visceral.
Al
comparar los resultados, los investigadores no encontraron diferencias en la
evolución de la pérdida de peso corporal, cuya media para ambos grupos fue de 4
kilos. Además, observaron varias ventajas derivadas del consumo de pan, como la
mejora del perfil calórico y nutricional y el aumento de la sensación de
saciedad tras las comidas.
El
consumo de pan también favoreció el cumplimiento de la dieta y redujo el número
de abandonos. De las 122 mujeres que iniciaron el estudio solo 104 lo
concluyeron, registrándose 18 abandonos, de los que 5 fueron en el grupo de
intervención con pan y 13, en el grupo sin pan.
Los
autores concluyeron que los resultados obtenidos con una dieta hipocalórica
equilibrada en pacientes con sobrepeso u obesidad no guarda relación con la
inclusión o exclusión del pan.
"Este
estudio demuestra que la exclusión del pan en una dieta de adelgazamiento no
está justificada y que no debe formar parte de la práctica clínica", ha
señalado la directora del estudio, la doctora Carmen Gómez Candela, jefa de la
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz y directora del estudio.
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