viernes, 14 de septiembre de 2012

La mosca de la fruta revela un nuevo eslabón evolutivo para el estudio de la salud humana



Una nueva investigación revela que la mosca de la fruta y los mamíferos pueden compartir un vínculo evolutivo en la forma en que controlan la temperatura corporal a través del ritmo circadiano, abriendo nuevas vías para el estudio de los insectos como modelos de enfermedades y desarrollo humano. El estudio ha sido publicado en la revista 'Current Biology'.

Al igual que el ser humano, la mosca de la fruta 'Drosophila' --una herramienta común de investigación en ciencias de la vida-- tiene un reloj interno impulsado genéticamente. Este reloj circadiano permite a los insectos buscar temperaturas externas más calientes o más frías según la hora del día. Las criaturas de sangre fría cambian su comportamiento para alterar la temperatura corporal; sin embargo, la mosca de la fruta es la primera especie de sangre fría cuyo comportamiento modificador de temperatura de preferencia es controlado por un reloj circadiano.

"Hemos demostrado que la 'Drosophila' prefiere un ritmo diario de temperatura bajo por la mañana y alto por la noche, siguiendo un patrón similar a los ritmos de temperatura corporal en los seres humanos", afirma el coautor Fumika N. Hamada, investigador en la División de Oftalmología Pediátrica en el Hospital Infantil de Cincinnati. Por otro lado, Hamada añade que "este estudio también es el primer análisis sistemático de los mecanismos moleculares y neurales que subyacen el ritmo preferido de temperatura en las moscas de la fruta".

Esta investigación es importante para la comprensión de cómo la regulación de la temperatura corporal diaria está vinculada a la homeostasis, la capacidad del cuerpo para mantener un ambiente interno estable mientras está expuesto a los cambios del ambiente externo.

El no poder controlar el estrés ni la homeostasis puede causar disfunciones y enfermedades. El control interno del reloj circadiano de la temperatura corporal en mamíferos de sangre caliente, incluyendo a los seres humanos, les permite mantener la homeostasis mediante la regulación del sueño y el uso de la energía metabólica.

Ahora, el estudio de Hamada y sus colaboradores es el primero en demostrar que las moscas de la fruta tienen un sistema similar para controlar la temperatura; además, el estudio también es el primero en mostrar que la modificación de comportamiento de la 'Drosophila' para ajustar la temperatura corporal no es controlado por un subconjunto de neuronas responsables de la actividad locomotora.

Al exponer una variedad de moscas genéticamente alteradas a diferentes grados de luz y oscuridad, y realizar posteriormente un análisis de los cerebros de los insectos, los científicos identificaron una neurona marcapasos en la región dorsal del cerebro, llamada DN2 - esta neurona controla el ritmo de preferencia de temperatura del insecto.

Hamada concluye que esta investigación puede ayudar a explicar los mecanismos que subyacen el control de la temperatura corporal en los animales, y proporcionar una mejor comprensión de la variabilidad del ritmo circadiano causada por influencias externas.

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