Las
cajetillas de tabaco indican las concentraciones de nicotina, alquitrán y monóxido
de carbono para confirmar que no superan los niveles permitidos, sin embargo,
la cantidad de estas sustancias no siempre es proporcional a la toxicidad que
aportan multitud de otros compuestos, según han podido comprobar investigadores
de la Universidad de Alicante en un estudio publicado en la plataforma 'Sinc'.
Los
investigadores analizaron 10 marcas de cajetillas y observaron que las
concentraciones de varias sustancias nocivas y carcinogénicas varíaban
significativamente entre ellas. En concreto, analizaron los gases y alquitranes
que emiten diez marcas comerciales de cigarrillos rubios: tres españolas
(Fortuna, Ducados y Nobel) y siete estadounidenses o británicas (Marlboro,
Winston, Chesterfield, Camel, L&M, Lucky Strike y John Player).
Según
el estudio, publicado en 'Food and Chemical Toxicology', la proporción de los
compuestos detectados en los gases se mantiene en cada tipo de cajetilla, pero
hay algunos que no siguen esta tendencia, como isopreno, el crotonaldehído y el
tolueno, que se encuentran entre los más carcinogénicos y nocivos.
"A
pesar de que los productos que generan se parecen, el rendimiento relativo de
algunos compuestos altamente tóxicos y carcinogénicos varía considerablemente
de una marca a otra", ha señalado una de las autoras María Isabel Beltrán.
Los
resultados también revelan que las marcas que presentan la menor producción de
compuestos gaseosos no coinciden con las que lo hacen para los alquitranes, y
que la que genera mayor cantidad de isopreno, tolueno y crotonaldehído
proporciona una cantidad de alquitrán menor que la media. "No hay que
asumir, por tanto, que un cigarrillo que genere más alquitranes vaya a ser más
tóxico que otro que produzca menos", ha señalado Beltrán.
Los
investigadores, que declaran en el artículo no tener ningún conflicto de
intereses, han preferido no desvelar los datos que corresponden a cada marca y
las han identificado con las letras de la A a la J.
Respecto
a las sustancias reguladas, al comparar con otros estudios se ha encontrado que
el nivel de monóxido de carbono de los cigarrillos españoles es 'medio-alto'
respecto al resto e, incluso, una de las marcas superaba ligeramente el valor
establecido por la legislación (10 mg/cigarrillo), con 11,1 mg/cigarrillo.
"Hay
que tomar este resultado con prudencia y compararlo con lo de otros
laboratorios, porque, aunque hacemos los experimentos con 200 cigarrillos, a
veces los datos pueden variar dependiendo del lote de cajetillas o de las
condiciones ambientales", ha señalado la investigadora.
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