Los
datos los ha facilitado hoy la Sociedad Española de Neurología, que ha
observado que la migraña supone un coste anual de 2.000 millones de euros
debido al absentismo y a la pérdida de productividad laboral, lo que significa
un coste estimado por paciente activo de 730 euros al año.
Ante
la celebración mañana del Día de Acción contra la Migraña, esta sociedad médica
ha advertido que esta dolencia es "mucho más que un simple dolor de
cabeza" y de que se trata una enfermedad con gran repercusión social y
laboral, y que puede presentar complicaciones serias en su evolución y manejo.
La
migraña tiene una prevalencia del 12-13 por ciento, aunque en el caso de las
mujeres se eleva al 17-18, y afecta principalmente a personas de entre 20 y 50
años.
Según
el doctor Samuel Díaz Insa, coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la
SEN, las crisis migrañosas son muy incapacitantes e imprevisibles, y suelen
afectar a personas que se encuentran en el periodo de mayor productividad
laboral, por lo que la enfermedad supone un considerable impacto económico.
Según
datos de la SEN, la migraña conlleva la pérdida de entre 8 y 16 días al año de
trabajo de media por paciente, lo que supone un coste anual de 2.000 millones
de euros, calculando los costes directos e indirectos del absentismo y de la pérdida
de la productividad laboral.
Pero
además del impacto de la actividad laboral del paciente, es una enfermedad con
un gran impacto en la calidad de vida de quien la sufre, porque afecta a las
esferas sociales, personales y familiares.
"Es
muy importante diagnosticar los casos de migraña adecuadamente, no solo porque
automedicarse o seguir un tratamiento inadecuado puede llevar a cronificar más
el problema, sino porque varios estudios han relacionado la migraña con la
depresión, con ansiedad o con un ligero aumento del riesgo
cardiovascular", ha explicado Samuel Díaz Insa en una nota de prensa de la
SEN.
Por
lo general, la migraña se manifiesta en un solo lado de la cabeza aunque
posteriormente se puede generalizar a ambos lados, es pulsátil en el 85 por
ciento de los episodios, y aumenta con la actividad física o el simple
movimiento de cabeza.
Casi
el 90 por ciento de los pacientes experimentan náuseas y más de un 75 por
ciento refieren durante las crisis una hipersensibilidad a los estímulos
sensitivos que se expresa como fotofobia, sonofobia e intolerancia a estímulos
olfatorios.
Aunque
la predisposición a la migraña tiene un carácter genético, son los factores
ambientales los desencadenantes de las crisis y los que determinan la
frecuencia.
Así,
el estrés emocional es el desencadenante de crisis más frecuente en un 58,6 %
de los casos, seguido de la alteración del ritmo de sueño (35,1 %) o de
factores dietéticos, como ayuno prolongado (16,7 %), consumo del alcohol (10,6
%) o determinada ingesta de alimentos (10,5 %).
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