Un
equipo internacional de científicos, liderado desde la Universidad de Santiago
de Compostela junto con las universidades de Tennesse, Arkansas (Estados
Unidos), ha realizado un estudio en el que demuestran que las personas que leen
las etiquetas nutricionales se mantienen más delgadas.
En
concreto, los resultados indican que el índice de masa corporal de aquellas
consumidoras que leen las etiquetas es 1,49 puntos menor que el de las que
nunca consideran dicha información a la hora de hacer la compra. Esto supone
una reducción de 3,91 kilogramos para una mujer estadounidense de 1,62 centímetros
de altura y 74 kilogramos de peso.
Los
datos se tomaron de la encuesta anual National Health Interview Survey (NHIS),
recogida por los Centro Americano para el Control y Prevención de las
Enfermedades (CDC). Para ello, se recopilaron 25.640 observaciones con
indicadores de salud, hábitos de consumo y de compra, entre los que se
encontraban varias preguntas sobre la lectura de la información nutricional en
los supermercados, y la frecuencia de misma.
"Primero
analizamos cuál es el perfil de las personas que leen el etiquetado nutricional
en el momento de la compra de alimentos y, posteriormente, su relación con el
peso de los individuos", ha explicado a la plataforma Sinc la autora
principal del estudio que publica la revista Agricultural Economics, María
Loureiro.
Asimismo,
los investigadores han encontrado diferencias "muy significativas"
entre los consumidores que leen las etiquetas y aquellos que no lo hacen. Por
un lado, el estudio ha recogido que la población fumadora examina mucho menos
esta información.
Según
la investigadora, "su estilo de vida contiene ciertos hábitos poco
saludables y, como consecuencia, los resultados indican que puede ser que no se
preocupen tanto del contenido nutricional de lo que comen.
LOS
QUE VIVEN EN LA CIUDAD LEEN MÁS LAS ETIQUETAS
Además,
la población que vive en la ciudad --el 49 por ciento de la muestra--, es la
que más tiene en cuenta el etiquetado nutricional, así como las personas que
tienen estudios de enseñanza media --40 por ciento de los encuestados-- y los
que tienen educación universitaria --17 por ciento de la muestra total--.
Por
sexos, el 58 por ciento de los hombres lee habitualmente o siempre la información
presentada en las etiquetas nutricionales, mientras que este porcentaje se
incrementa hasta el 74 por ciento en las mujeres.
"El
impacto asociado, en general, es mayor en las mujeres que en los hombres. En término
medio, las mujeres que leen la información nutricional tienen un índice de masa
corporal 1,48 puntos menor, mientras que esta diferencia es solo de 0,12 puntos
en hombres", ha explicado la experta.
Por
otra parte, la investigación recoge también diferencias étnicas significativas.
En este sentido, son las consumidoras blancas las que más reducen su índice de
masa corporal --en torno a 1,76 puntos--.
"Sabemos
que esta información puede ser utilizada como un mecanismo de prevención hacia
la obesidad. Hemos observado que leen más las etiquetas nutricionales las
personas que viven en un ámbito urbano, con educación media o alta, como cabría
esperar y, por tanto, se podrían diseñar campañas o políticas públicas que
promuevan el uso del etiquetado nutricional también en menús de restaurantes y
otros establecimientos públicos, para que se beneficie la población que come
habitualmente fuera de casa", ha concluido Loureiro.
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