Una
mala calidad del aire puede provocar enfermedades cardíacas, problemas
respiratorios, cáncer de pulmón, dificultades respiratorias y otras dolencias.
Y, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), casi
un tercio de los europeos estamos a concentraciones demasiados elevadas de partículas
en suspensión en la atmósfera.
El
informe detalle que en muchos países europeos, las concentraciones de
contaminantes atmosféricos todavía son superiores a los límites legales y
recomendados establecidos para preservar la salud de los ciudadanos europeos.
De hecho, subraya, la contaminación atmosférica reduce la esperanza de vida
humana en unos dos años en las ciudades y las regiones más contaminadas. En
España, se calcula que más del 80% de los españoles respira un aire peor que
los índices de protección a la salud recomendados por la Organización Mundial
de la Salud (OMS). Algunos estudios estiman que las consecuencias de esta
polución se traducen en 16.000 muertes prematuras anuales en España.
Según
explicó Janez Potočnik, Comisario de Medio Ambiente, «este informe constituye
un oportuno recordatorio de la importancia de la calidad del aire para la salud
de nuestros conciudadanos». Por su parte, Jacqueline McGlade, directora
ejecutiva de la AEMA, señaló que «las políticas de la Unión Europea han
reducido las emisiones de muchos contaminantes a lo largo de la última década,
pero podemos seguir avanzando. En muchos países, las concentraciones de
contaminantes atmosféricos todavía son superiores a los límites legales y
recomendados establecidos para preservar la salud de los ciudadanos europeos».
Calidad
del aire
El
informe de la AEMA sobre la calidad del aire en Europa correspondiente a 2012
examina la exposición a los contaminantes atmosféricos y ofrece una instantánea
de la calidad del aire en Europa.
Así,
entre las conclusiones principales, el informe denuncia que las partículas (PM)
constituyen el contaminante atmosférico que presenta más riesgos para la salud
en la UE al ser causa de muerte prematura. El informe calcula que, en 2010, el
21% de la población urbana ha estado expuesta a niveles de concentración de PM
superiores a los límites diarios más estrictos de la UE establecidos para
preservar la salud. Así, de los 23 países analizados, tan sólo en cuatro
-Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia e Irlanda- no se habían superado estos niveles,
y se señala a algunos países, entre ellos España, enlos que se ha producido un
aumento en el número de veces diarias que se han superado dichos límites.
Además,
advierte que hasta el 30 % de la población urbana estuvo expuesta a unos
niveles de concentración de PM2,5, unas partículas más finas, superiores a los
valores límite anuales de la UE, que son menos rigurosos. Según los niveles de
referencia de la OMS, que son aún más estrictos que los impuestos por la
normativa de la UE, hasta el 81% y el 95%, respectivamente, de los habitantes
de ciudades estuvieron expuestos a concentraciones de partículas superiores a
los valores de referencia fijados para preservar la salud humana, lo que indica
la urgencia de la próxima revisión de la legislación.
Ozono
En
cuanto al ozono, que se sabe que puede provocar problemas respiratorios y
muerte prematura, el informe denuncia que la exposición es muy alta en las
ciudades, ya que el 97% de la población urbana de la UE ha estado expuesto a
concentraciones de ozono superiores al nivel de referencia de la OMS en 2010.
En
lo que se refiere a otro de los contaminantes también presentes en el aire de
las ciudades europeas, como el dióxido de nitrógeno, el documento señala que en
2010, el 7% de los europeos que vive en ciudades estuvo expuesto a niveles de
superiores a los valores límite de la UE. De hecho, las emisiones nacionales de
óxidos de nitrógeno en muchos países europeos todavía superan los techos de
emisión establecidos por el Derecho de la UE y los acuerdos de las Naciones
Unidas.
Por
último, el documento se refiere a otras sustancias, como el benzopireno, un
carcinógeno al que ha estado expuesto un 29% de los europeos por encima de los
valores recomendados; o al dióxido de azufre, cuyas emisiones se han reducido
de forma considerable en los últimos años gracias a la legislación de la UE, y
al monóxido de carbono, benceno y metales pesados (arsénico, cadmio, níquel,
plomo), hoy día poco frecuentes en nuestro aire.
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