martes, 25 de septiembre de 2012

El aire que respiramos nos acorta la vida



Una mala calidad del aire puede provocar enfermedades cardíacas, problemas respiratorios, cáncer de pulmón, dificultades respiratorias y otras dolencias. Y, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), casi un tercio de los europeos estamos a concentraciones demasiados elevadas de partículas en suspensión en la atmósfera.

El informe detalle que en muchos países europeos, las concentraciones de contaminantes atmosféricos todavía son superiores a los límites legales y recomendados establecidos para preservar la salud de los ciudadanos europeos. De hecho, subraya, la contaminación atmosférica reduce la esperanza de vida humana en unos dos años en las ciudades y las regiones más contaminadas. En España, se calcula que más del 80% de los españoles respira un aire peor que los índices de protección a la salud recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunos estudios estiman que las consecuencias de esta polución se traducen en 16.000 muertes prematuras anuales en España.

Según explicó Janez Potočnik, Comisario de Medio Ambiente, «este informe constituye un oportuno recordatorio de la importancia de la calidad del aire para la salud de nuestros conciudadanos». Por su parte, Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la AEMA, señaló que «las políticas de la Unión Europea han reducido las emisiones de muchos contaminantes a lo largo de la última década, pero podemos seguir avanzando. En muchos países, las concentraciones de contaminantes atmosféricos todavía son superiores a los límites legales y recomendados establecidos para preservar la salud de los ciudadanos europeos».

Calidad del aire

El informe de la AEMA sobre la calidad del aire en Europa correspondiente a 2012 examina la exposición a los contaminantes atmosféricos y ofrece una instantánea de la calidad del aire en Europa.

Así, entre las conclusiones principales, el informe denuncia que las partículas (PM) constituyen el contaminante atmosférico que presenta más riesgos para la salud en la UE al ser causa de muerte prematura. El informe calcula que, en 2010, el 21% de la población urbana ha estado expuesta a niveles de concentración de PM superiores a los límites diarios más estrictos de la UE establecidos para preservar la salud. Así, de los 23 países analizados, tan sólo en cuatro -Luxemburgo, Dinamarca, Finlandia e Irlanda- no se habían superado estos niveles, y se señala a algunos países, entre ellos España, enlos que se ha producido un aumento en el número de veces diarias que se han superado dichos límites.

Además, advierte que hasta el 30 % de la población urbana estuvo expuesta a unos niveles de concentración de PM2,5, unas partículas más finas, superiores a los valores límite anuales de la UE, que son menos rigurosos. Según los niveles de referencia de la OMS, que son aún más estrictos que los impuestos por la normativa de la UE, hasta el 81% y el 95%, respectivamente, de los habitantes de ciudades estuvieron expuestos a concentraciones de partículas superiores a los valores de referencia fijados para preservar la salud humana, lo que indica la urgencia de la próxima revisión de la legislación.

Ozono

En cuanto al ozono, que se sabe que puede provocar problemas respiratorios y muerte prematura, el informe denuncia que la exposición es muy alta en las ciudades, ya que el 97% de la población urbana de la UE ha estado expuesto a concentraciones de ozono superiores al nivel de referencia de la OMS en 2010.

En lo que se refiere a otro de los contaminantes también presentes en el aire de las ciudades europeas, como el dióxido de nitrógeno, el documento señala que en 2010, el 7% de los europeos que vive en ciudades estuvo expuesto a niveles de superiores a los valores límite de la UE. De hecho, las emisiones nacionales de óxidos de nitrógeno en muchos países europeos todavía superan los techos de emisión establecidos por el Derecho de la UE y los acuerdos de las Naciones Unidas.

Por último, el documento se refiere a otras sustancias, como el benzopireno, un carcinógeno al que ha estado expuesto un 29% de los europeos por encima de los valores recomendados; o al dióxido de azufre, cuyas emisiones se han reducido de forma considerable en los últimos años gracias a la legislación de la UE, y al monóxido de carbono, benceno y metales pesados (arsénico, cadmio, níquel, plomo), hoy día poco frecuentes en nuestro aire.

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