A
finales de los años 90, la llamada paradoja francesa abrió la caja de Pandora.
Dos investigadores descubrieron que los franceses tenían una menor mortalidad
cardiovascular, a pesar de su dieta alta en grasas, según parecía, a su consumo
de vino. Desde entonces, mucho se ha estudiado del vino tinto y sus efectos en
la salud cardiovascular. Ahora un estudio publicado en la revista científica
'Circulation' de la Asociación Americana del Corazón ha dado un paso al frente.
Esta vez, con el vino tinto sin alcohol.
El
nuevo estudio revela que beber vino tinto sin alcohol reduce la tensión
arterial en hombres con problemas cardiovasculares. Eso sí, "de momento, sólo
en hombres", recalca a ELMUNDO.es Ramón Estruch, médico del servicio de
Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona y uno de los investigadores
de dicho estudio. "Más adelante estudiaremos si tiene el mismo efecto o no
para las mujeres", afirma.
La
clave: los polifenoles
La
muestra constó de 67 hombres que tenían diabetes o más de tres factores de
riesgo cardiovascular. A todos se les administró la misma dieta durante cuatro
semanas. Lo único que cambió fue la ingesta de bebida: vino tinto sin alcohol
para unos, con alcohol para otros y ginebra para el resto.
Los
resultados mostraron que los participantes que bebieron vino tinto sin alcohol
fueron los que más redujeron la tensión. Exactamente, 6mmHg en la tensión sistólica
(la más alta) y 2 mmHg en la tensión diastólica (la más baja).
En
el grupo de vino tinto con alcohol, redujeron muy poco su presión arterial, y
el grupo que tomó ginebra no experimentó ningún cambio. El motivo: los
polifenoles. El vino se compone, explica Estruch, principalmente de alcohol y
polifenoles, y tanto el vino tinto con alcohol como el 'sin' tienen la misma
cantidad de polifenoles, pero "el alcohol contrarresta el efecto para que
disminuya la presión arterial", aclara Estruch.
Otros
efectos del vino
El
principal interés de este estudio, explica la dietista y nutricionista Gemma
Chiva Blanch, también del departamento de Medicina Interna del Hospital Clínic
de Barcelona y otra de las investigadoras del estudio, fue determinar qué
sustancia o sustancias eran las que producía efectos positivos en la salud
cardiovascular de los hombres con factores de riesgo cardiovascular.
"Investigaciones anteriores demostraron que el consumo moderado de vino
tinto (dos copas para los hombres y una para las mujeres) tiene efectos
positivos para el colesterol y la aterosclerosis", afirma la experta, sin
embargo "para reducir la presión arterial es el vino tinto el que produce
estos efectos".
Por
tanto, con estos resultados en la mano, Chiva Blanch concluye, siempre con
población sensible a la hipertensión, que es el vino tinto moderado el que
produce efectos positivos en el colesterol y en la aterosclerosis, y el sin
alcohol en la reducción de presión arterial, y también en la aterosclerosis.
Otros de los efectos del 'sin', añade por su parte Estruch, son: la mejora en
el perfil de lípidos, en el metabolismo del azúcar y su efecto antioxidante. No
obstante, matiza que "siempre aconsejamos el vino dentro de un patrón de
dieta mediterránea y ejercicio".
"El
estudio está muy bien diseñado, pero el inconveniente es la muestra tan pequeña
que tiene", asegura por su parte Vicente Bertomeu, presidente de la
Sociedad Española de Cardiología. Explica que el principal resultado de este
estudio es que el vino sin alcohol disminuye la tensión arterial de pacientes
con riesgo cardiovascular, pero lo mejor sería bajar dicha tensión con
ejercicio físico, dieta saludable y sobre todo con "hábitos higiénicos-dietéticos".
Pero "estos resultados hay que tenerlos en cuenta, pues es un estudio
prometedor", sentencia el doctor.
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