Dicen
las estadísticas que en el planeta hay casi tantos teléfonos móviles como seres
humanos, y que cada uno de nosotros lo consulta de media unas 150 veces al día.
Teniendo en cuenta que muchas personas lo consideran prácticamente una
extensión de sí mismas, no es de extrañar que estos aparatos compartan con sus
dueños buena parte de las bacterias que tenemos en nuestro organismo.
No
es ni mucho menos la primera vez que la ciencia pone el ojo en los celulares
como fuente de información, e incluso algunos trabajos ya habían alertado sobre
su posible papel como transmisores de bacterias patógenas. Sin embargo, un
pequeño estudio estadounidense acaba de analizar por primera vez cómo se
parecen los móviles de sus propietarios, bacteriológicamente hablando.
Científicos
de la Universidad de Oregon (EEUU) analizaron los dedos índice y pulgar de 17
voluntarios sanos para conocer la huella de las bacterias de su organismo, el
llamado microbioma, un mapa genético de los patógenos que viven en el ser
humano.
Esos
datos los cruzaron con las muestras de bacterias obtenidas de las pantallas de
sus teléfonos y observaron que el 22% de las bacterias habituales en cada
individuo estaban a su vez presentes en su aparato. De hecho, destacan,
observaron mayor tasa de similitudes entre los dueños y sus móviles que entre
los 17 individuos entre sí, una prueba más del carácter personal de la
población de bacterias que conviven con cada ser humano en su organismo.
Además,
al separar los datos de hombres y mujeres los resultados arrojaron una mayor
tasa de coincidencias en el caso de las féminas con su terminal, según sus
resultados publicados en la revista PeerJ ("lo que sugiere una mayor
conexión microbiológica con sus teléfonos superior a la de los varones").
Los
tres géneros de bacterias más habituales en el análisis fueron los
Streptococcus (habituales en la mucosa oral), Staphylococcus y Corynebacterium
(estas dos, residentes habituales en la piel humana). En total, en las 51
muestras analizadas (tanto humanas como tecnológicas), se hallaron 7.000 tipos
de bacterias diferentes.
En
el caso de las bacterias más habituales en el ser humano, la tasa de
coincidencia con las del teléfono ascendía hasta el 82%. "Nuestras
bacterias viajan con nsotros constantemente, las transferimos hacia y desde
diversas superficies, incluidas nuestras posesiones materiales y este estudio
demuestra que tenemos con nuestro móvil algo más que una conexión
emocional".
Aunque
los autores, encabezados por James Meadow, admiten que la muestra de su
investigación es pequeña, sí subrayan que no es descabellado pensar en un
futuro en el que el móvil pueda emplearse como aliado en el control de
bacterias. A su juicio, quizás en un futuro no muy lejano, puedan emplearse las
bacterias que alojan nuestros teléfonos móviles como una especie de sensor poco
invasivo para analizar la microbiota de sus propietarios.
"El
estudio es una prueba de concepto de que nuestras posesiones más íntimas se
parecen a nuestra microbiota, y quizás en un futuro las podamos emplear para
monitorizar nuestro contacto con el ambiente que nos rodea", señala Meadow
en una nota de prensa difundida por su universidad.
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