Los
niños que desarrollan autismo podrían haber estado expuestos durante el
embarazo a niveles elevados de algunas hormonas, como la testosterona, la
progesterona y el cortisol asegura una investigación realizada por
investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y el Instituto
Statens Serum en Copenhague (Dinamarca). El hecho de haber estado expuestos a
cantidades elevadas de estas hormonas en el útero podría ayudar a explicar por
qué el autismo es más común en hombres que en mujeres, aunque no parece ser útil
para la detección de la enfermedad. El estudio se publica en «Molecular
Psychiatry».
El
autismo es un trastorno complejo que afecta a la capacidad del niño para
pensar, comunicarse, interactuar socialmente y aprender. Afecta más a los
hombres que a las mujeres -80% de todos los niños afectados son varones-.
El
equipo, dirigido por el profesor Simon Baron-Cohen y el Dr. Michael Lombardo,
de Cambridg, y Bent Nørgaard-Pedersen, de Dinamarca, ha analizado 19.500
muestras de líquido amniótico almacenados en un biobanco danés de individuos
nacidos entre 1993 a 1999. El líquido amniótico rodea al bebé durante el
embarazo y se recoge cuando algunas mujeres deciden hacerse una amniocentesis,
alrededor de 15 a 16 semanas de embarazo. Esto coincide con un período crítico
para el desarrollo temprano del cerebro y la diferenciación sexual y, por lo
tanto permite a los investigadores tener acceso a esta importante ventana en el
desarrollo fetal.
Así,
los investigadores identificaron muestras de líquido amniótico de 128 varones
diagnosticados posteriormente con un trastorno del espectro autista y
combinaron dichos datos con información de un registro central de todos los
diagnósticos psiquiátricos en Dinamarca.
Hormonas
sexuales
Los
investigadores analizaron 4 hormonas esteroides sexuales claves en el líquido
amniótico: la progesterona, la 17α-hidroxi - progesterona, androstenediona y la
testosterona. También analizaron el cortisol esteroide. Y encontraron que los
niveles de todas las hormonas esteroideas estaban muy asociadas entre sí, pero
lo más importante es que el grupo diagnosticado de autismo, en general, tenía
niveles más altos de todas las hormonas, en comparación con un grupo masculino
de desarrollo típico.
Para
Baron-Cohen «este es uno de los marcadores biológicos no genéticos más
tempranos identificados en los niños que llegan a desarrollar autismo. Aunque
ya sabíamos que la testosterona prenatal elevada se asociaba con un desarrollo
social y de lenguaje más lento, una mayor capacidad de atención a los detalles
y rasgos autistas, ahora, por vez primera, hemos demostrado que estas hormonas
esteroideas están elevadas en niños con diagnóstico clínico de autismo. Debido
a que algunas de estas hormonas se producen en cantidades mucho más altas en
hombres que en mujeres, esto puede ayudar a nos explicamos por qué el autismo
es más común en los hombres» .
En
su opinión, estos resultados son especialmente llamativos «ya que se encuentran
en todos los subgrupos del espectro del autismo: síndrome de Asperger, autismo
clásico o un trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Ahora
queremos probar si el mismo hallazgo se encuentra en las mujeres con autismo».
Desarollo
cerebral
Por
su parte Lombardo piensa que los datos tienen implicaciones muy importantes
sobre los «mecanismos biológicos tempranos que alteran el desarrollo del
cerebro en el autismo», pero también muestran «una ventana importante en el
desarrollo del feto, cuando estos mecanismos ejercen sus efectos».
Y
añade Lombardo: «Nuestro descubrimiento encaja muy bien con otros hallazgos
recientes que ponen de relieve al período prenatal de alrededor de 15 semanas
de gestación como un período clave en importantes mecanismos de riesgo genético
para el autismo». Aunque Baron-Cohen advierte que «estos resultados no deben
ser tomados como una razón para tratar de bloquear las hormonas esteroideas
como un posible tratamiento, ya que esto podría tener efectos secundarios no
deseados y pueden tener poco o ningún efecto en el cambio de los efectos
potencialmente permanentes que las hormonas esteroides fetales ejercen durante
las primeras etapas fundamentales del desarrollo del cerebro».
Y
tampoco, añade, «se deben tomar estos resultados como una prueba de detección
prenatal prometedora. El valor de los nuevos resultados radica en la
identificación de los mecanismos biológicos claves durante el desarrollo fetal
que podrían jugar un papel importante en el desarrollo del cerebro en el
autismo atípico».
Evidencias
Lo
cierto es que cada vez hay evidencias de que el autismo comienza durante el
embarazo. Hace unos meses un trabajo publicado en «The New England Journal of
Medicine» sugería la presencia de señales en el cerebro de un feto de que el
autismo se está desarrollando. El estudio era el primero que mostró una
evidencia clara y directa de que el autismo comienza durante el embarazo. «A
pesar de que el autismo es un trastorno del desarrollo cerebral, hasta ahora la
investigación no ha identificado una lesión consistente o causal», señaló
Thomas R. Insel, director del Instituto de la Salud Mental de EE.UU.
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