viernes, 6 de junio de 2014

La respuesta al tratamiento de la obesidad podría estar en nuestro sistema inmune



Olvídese de dietas, de pasar hambre o de hacer ejercicio. La respuesta a la obesidad, una epidemia mundial que está causando alarmantes índices de diabetes y de enfermedades cardiovasculares, puede tener un nuevo tratamiento: la respuesta puede estar en nuestro propio sistema inmunológico.

Dos estudios independientes publicados en la revista «Cell» revelan un importante papel de la vía inmunológica en la activación de los dos tipos de grasa corporal buena, la llamada grasa ‘marrón’ y la ‘beige’: estos dos tipos de grasa son capaces de quemar las calorías almacenadas y, de esta manera, reducir el peso y mejorar la salud metabólica. Los hallazgos, subrayan los investigadores, podrían abrir la puerta a nuevos tratamientos para la obesidad y las enfermedades metabólicas relacionadas, como la diabetes, algo muy necesario en esto momentos.

La teoría es bastante sencilla, pero sorprendente: «la idea de que la salud metabólica se puede mejorar mediante la activación de las células inmunes de la grasa es bastante increíble», reconoce uno de los investigadores, Bruce Spiegelman, del Instituto del Cáncer Dana-Farber y de la Facultad de Medicina de Harvard (EE.UU.). Según el experto, las nuevas investigaciones podrían servir para desarrollar una nueva clase de tratamientos para los trastornos relacionados con la obesidad.

No es la primera vez que se habla de la grasa parda o marrón como una vía para tratar la obesidad. La grasa corporal, aunque odiada, es esencial para mantener el equilibrio energético y ayudar a regular la temperatura del cuerpo. Pero no toda la grasa es igual. El metabolismo cuenta con dos tipos de tejido graso: un tejido adiposo blanco que almacena calorías «extra» y el marrón, una grasa «buena» que quema energía para mantener la temperatura adecuada.

Se sabe que los bebés humanos tienen grandes cantidades de grasa marrón que generan calor para protegerlos del frío extremo; recientemente se ha descubierto que los adultos retenemos pequeñas cantidades este tipo de grasa que conforman un subtipo conocido como grasa 'beige'. También se sabe que la exposición al frío o el ejercicio físico pueden activar la grasa marrón o la beige, y de esta forma quemar las calorías almacenadas y proteger así a los mamíferos de la hipotermia, pero también frente a la obesidad y a los problemas metabólicos. Sin embargo, a pesar de su potencial terapéutico para una serie de situaciones, apenas había información sobre las vías moleculares que desencadenan la formación de estos tipos de grasa ‘buenos’.

Exposición al frío

El equipo de Spiegelman y Rajesh Rao se centró en una proteína recientemente identificada, la PGC-1alpha4. Dicha proteína promueve el crecimiento muscular en respuesta al ejercicio. Y los investigadores descubrieron que la proteína PGC-1alpha4 estimulaba la secreción de una hormona –Metrnl-, que se libera en el torrente sanguíneo y se genera en el tejido muscular después del ejercicio físico y en el tejido adiposo después de la exposición al frío de los ratones.

Los investigadores explican que al convertir la grasa blanca en grasa marrón o en beige, Metrnl aumentaba el gasto de energía y mejoraba la salud metabólica en ratones diabéticos obesos. Dicha hormona, apuntan los investigadores, podría ser adecuada para desarrollar una nueva terapia para el tratamiento de la obesidad y la diabetes: el mecanismo de acción actúa a través de la activación de moléculas inmunes -interleucina-4 e interleucina-13- y de las células inmunes –macrófagos- localizadas en el tejido graso.

Sistema nervioso

El otro trabajo que también publica «Cell» aporta todavía más información sobre el papel de la respuesta inmune y la obesidad. El grupo de Ajay Chawla, de la Universidad de California-San Francisco (EE.UU.), publicó en 2011 en estudio en «Nature» en el que se demostraba que el sistema inmunológico activaba la grasa parda en respuesta al frío. Y ahora ha identificado el proceso molecular que activa la grasa beige en los ratones, una información que revela cómo el sistema inmune y el sistema nervioso colaboran para estimular la formación grasa beige.

Pero además los investigadores encontraron que los ratones con una alteración en este proceso de señalización del sistema producían menos grasa beige y, por tanto, hacían un menor gasto energético, pero no eran capaces de mantener su temperatura corporal en ambientes fríos en comparación con los ratones normales. Por el contrario, cuando se trató a los animales con interleucina-4 observaron un aumentó en la formación de grasa beige, una reducción de peso corporal y la mejora de la salud metabólica en los ratones obesos.

Este nuevo papel del sistema inmune ha causado sorpresa entre los expertos. «Va en contra del dogma establecido», afirma Chawla porque siempre se ha creído que metabolismo de los nutrientes y la energía estaba bajo el control del cerebro y el sistema endocrino. Después de haber identificado la vía celular y molecular que regula el desarrollo de la grasa beige, señala este experto «ahora es el momento de investigar sobre si cualquiera de sus componentes puede estimular el gasto calórico y servir para tratar la obesidad».

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