martes, 10 de junio de 2014

El rendimiento del futbolista lo marca la dieta



En cada partido de fútbol, un jugador puede llegar a realizar entre 30 y 50 carreras de 10 a 15 metros cada una, lo que provoca una drástica reducción de las reservas energéticas que sólo pueden ser reconstituidas con una apropiada alimentación. En este sentido, el doctor Antonio Escribano, Responsable de la Unidad de Nutrición, Metabolismo y Composición Corporal de la Real Federación Española de Fútbol y miembro de la Comisión de Nutrición y Hábitos Saludables del Comité Olímpico, «los futbolistas y los profesionales relacionados con el mundo del fútbol deben saber y tener siempre en cuenta que una alimentación adecuada y más aún, estratégica y tácticamente diseñada, puede influir mucho en el rendimiento físico y, sobre todo, puede mejorarlo en gran medida y llegar a marcar una diferencia del jugador que puede superar márgenes de más del 40 por ciento, en sus depósitos de combustible muscular».

Demanda energética

Las distancias recorridas varían entre 10 y 14 kilómetros según el puesto que se ocupe en el equipo. Además, se realizan frecuentes saltos y carreras de mayor o menor longitud y continuidad, pero desarrollando una alta intensidad. Según Escribano, «todo ello propicia variaciones en la demanda energética muy altas en cuestión de décimas de segundo, que para poder desarrollarse exigen que la presencia, disponibilidad y utilización del combustible adecuado por parte del músculo, sin olvidar el cerebro, sea esencial».

Las células que componen el tejido muscular traducen la energía química procedente de los alimentos en energía mecánica que se expresa en el movimiento. Esta energía procede, en el caso del fútbol y aunque depende en parte de la intensidad y ritmo a que se desarrolle el partido, fundamentalmente de los hidratos de carbono, mucho menos de las grasas y en muy escasa medida de las proteínas. «La alimentación del profesional deportivo ha de ser, por tanto, rica en hidratos de carbono complejos, es decir arroz, pasta y patatas en primer lugar, seguido de hortalizas, frutas, verduras, pescado y carnes tanto blancas como rojas y algún otro alimento complementario», especifica Escribano. En este mismo orden de cosas, queda prohibido el consumo de «alcohol, y muy limitado el de grasas saturadas, embutidos, dulces y todo tipo de bollería, ya que no aportan nada aprovechable desde le punto de vista del rendimiento nutricional deportivo para el profesional del fútbol». Esto es clave, teniendo en cuenta que la cantidad de combustible muscular y, por lo tanto, la capacidad del músculo para mantener un ejercicio continuado, está relacionada íntimamente con el tipo de alimentación que se practica.

Bien hidratados

Asimismo, es fundamental que el futbolista este perfectamente hidratado, tanto en los entrenamientos como durante el partido: «durante los entrenamientos, el deportista debe beber frecuentemente, de forma aproximada cada 20 minutos y entre 20 y 30 centilitros de agua. Es muy importante que el jugador no tenga nunca sensación de sed y que una vez acabado, tanto el entrenamiento como el partido, reponga la cantidad de líquido perdida», recomienda Escribano.

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