Una
encuesta en EE UU revela la clave del rebrote en el consumo de heroína. Los
resultados apuntan que los consumidores se inclinan hacia esta droga no solo
por el 'colocón' que provoca, sino por su bajo precio y por ser más accesible
que los analgésicos que se venden con receta médica. En EE UU, los usuarios son
personas de clase media que viven en la periferia.
La
heroína parecía destronada del podio de las drogas de abuso pero ha vuelto con
fuerza. Esta semana se ha hecho público que la policía de Nueva York recibirá
kits con un antídoto para enfrentar las sobredosis de esta sustancia como parte
de una campaña de prevención.
Un
estudio, realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Washington (EE UU) y publicado hoy en la revista JAMA
Psychiatry, explica los motivos para este significativo repunte a partir de las
cifras extraídas de una encuesta a escala nacional.
"Los
resultados nos están ayudando a comprender qué es lo que atrae a la gente a
consumir heroína", explica a Sinc Theodore J. Cicero, autor principal del
trabajo. "En el pasado fue una droga que introdujo a la gente a los
narcóticos. Pero ahora la mayoría de los usuarios comienzan con analgésicos
recetados, como OxyContin, Percocet o Vicodin, y solo pasan a la heroína cuando
se ven privados de su prescripción o sus hábitos se vuelven demasiado caros».
Los
científicos analizaron los datos obtenidos de más de 150 centros de tratamiento
en EE UU. Más de 9.000 pacientes dependientes de analgésicos narcóticos u
opiáceos completaron las encuestas desde 2010 a 2013. De ellos, casi 2.800
tomaban heroína como principal droga de abuso.
Los
resultados señalan tres factores clave en la decisión de consumir esta
sustancia: accesibilidad y menor coste, disfrute del 'colocón' y la facilidad
con que la droga puede ser inhalada o inyectada. Además es importante
puntualizar que en EE UU no existe una cobertura médica gratuita.
«El
precio en la calle de los analgésicos con receta, como OxyContin, ha aumentado
mucho», afirma Cicero. «Se ha llegado a vender hasta a un dólar por miligramo,
por lo que una tableta de 80 miligramos costaría 80 dólares. Mientras tanto, se
puede conseguir heroína por apenas 10».
En
2010, la prescripción a veces abusiva del analgésico OxyContin fue reformulada
para hacer las píldoras más difíciles de triturar o disolver. Cicero apuntó, en
un trabajo publicado en 2012 en The New England Journal of Medicine, que la
reformulación había hecho más difícil para los usuarios inhalar o inyectarse
OxyContin, pero que el cambio había propiciado en algunos casos el paso a otras
drogas, incluida la heroína.
«Si
se realizan reformulaciones para disuadir del consumo y hacer que sea más
complicado drogarse, los afectados no van a dejar de consumir drogas solo por
ello», incide el experto. «La gente simplemente se pasa a otra. Los
responsables de las políticas de salud no estaban preparados para eso y, desde luego,
no anticiparon un cambio a la heroína».
El
perfil del nuevo consumidor
Anteriores
investigaciones mostraron que en los años 60 y 70, más del 80% de los
consumidores de heroína eran minorías de hombres jóvenes que vivían en las
ciudades del interior y empezaron a usar la droga a los 16 años,
aproximadamente.
Sin
embargo, los consumidores de heroína actuales son más mayores la primera vez
que tienen contacto con las drogas –23 años de media– y la mayoría se 'coloca'
con medicamentos adquiridos de forma ilegal antes de cambiar a la heroína.
La
heroína se ha convertido en una droga de elección en las personas acomodadas en
las zonas suburbanas de EE UU. Los usuarios suelen vivir en áreas suburbanas o
rurales y no el interior de la ciudad, y más del 90% de los sujetos que
empezaron a consumir heroína en la última década son de raza blanca.
«Nuestros
primeros estudios exponían que las personas que toman analgésicos recetados se
consideran diferentes de los que consumen esta droga», aclara Cicero. «Lo
escuchábamos una y otra vez: 'Al menos no tomo heroína'. Eso ha cambiado, las
personas que ahora son adictas a dicha sustancia no son estereotipos al margen
de la sociedad: son personas de clase media que viven en la periferia».
El
investigador se sorprende también de que la heroína esté cada vez más aceptada
en estas zonas, y establece la necesidad de más estudios para arrojar luz sobre
el problema.
«No
se puede tratar eficazmente a las personas o prevenir la dependencia a menos
que se sepa por qué se consumen las drogas, algo que en realidad no conocemos
todavía», concluye. «El problema con la heroína es que es el opiáceo más
potente jamás creado; incluso si las personas creen que están siendo
cuidadosas, las puede matar».
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