España
se ha convertido en uno de los países más sedentarios de Europa y ya se sitúa
en la undécima posición entre los 28 países de la UE en los que menos actividad
física y deporte se realiza. Con estos datos cobra aún más importancia la
necesidad de trasladar la compresión de conceptos como el equilibrio energético
entre lo que comemos y lo que gastamos, clave para prevenir el sobrepeso y
obesidad, y fomentar la adquisición de hábitos saludables en la población.
Según
los expertos, la obesidad es el resultado de un balance energético positivo
continuado, en el que la ingesta total de energía supera el gasto energético
total. A este respecto y según Gregorio Varela-Moreiras, Catedrático de Nutrición
y Bromatología de la Universidad San Pablo CEU de Madrid y Presidente de la
Fundación Española de Nutrición (FEN), «conocer el concepto de balance energético
y aplicarlo a nuestras vidas es quizá el factor más importante para mantener
una buena salud y tratar de prevenir la obesidad». El profesor afirma que «no
debemos estudiar los componentes del balance energético de forma aislada, sino
de manera integrada, así como la forma en la que éstos interaccionan uno sobre
el otro».
Ejercicio
físico
En
relación al gasto energético, y según uno de los análisis base para la
elaboración del Documento de Consenso sobre obesidad y sedentarismo, en Europa
la mayor parte de la población (60%) no realiza ningún deporte o lo practican
poco a menudo (21%). En España, el 42% de la población nunca realiza actividad
física o deporte, y nuestro país se sitúa en la undécima posición entre los 28
países de la UE en los que menos actividad física y deporte se realiza,
precedida por Grecia, Bélgica, Portugal, Italia, Hungría, y Polonia, entre
otros. Por el contrario, países como Suecia, Finlandia, Dinamarca, Eslovenia,
Irlanda u Holanda, registran un porcentaje menor de personas inactivas.
Según
los expertos, para poder conocer estos factores se deben realizar encuestas de
nutrición que, aparte de incluir muestras aleatorias, deben analizar de forma
integrada los datos antropométricos (IMC, perímetro abdominal y masa grasa)
junto con la ingesta de alimentos a través de encuestas que cuantifiquen el
recuerdo y el registro, así como cuestionarios que analicen la actividad física
y que junto con la incorporación de acelerómetros nos permitan determinar, con
la mayor exactitud posible, los datos de ingesta de energía y macronutrientes y
el del gasto de energía, aparte de otros parámetros de salud.
Hábitos
de vida saludables
A
este respecto, Lluis Serra-Majem, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública
de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Presidente de la Fundación
para la Investigación Nutricional, afirma que «los programas sanitarios públicos
para prevenir la obesidad en España deberían priorizar la promoción de la
actividad física», y que «la adquisición de hábitos de vida saludables debe ser
el objetivo de cualquier política sanitaria».
Por
su parte, José Antonio Calbet, Catedrático de Fisiología del Ejercicio del
Departamento de Educación Física de la Universidad de Las Palmas de Gran
Canaria considera que «el ejercicio es en sí una medicina, y debe ser pautado
como tal por los expertos -como un requisito terapéutico-, y realizarse de
forma regular al igual que hacemos con los tratamientos farmacológicos».
Los
expertos coinciden en la necesidad de realizar un enfoque multifactorial del
sobrepeso y obesidad, con implicación de todos actores y sectores y resaltan
igualmente la influencia del entorno en el comportamiento de las personas y la
importancia de dotar a la población de infraestructuras necesarias para
ayudarle a desarrollar un estilo de vida más activo, así como realizar
especiales esfuerzos en la educación, de forma que se pueda ayudar a la población
a comprender el significado y alcance del concepto de equilibrio energético, y
su importancia en la prevención del sobrepeso y obesidad, y promoción de la salud.
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