Hablar
más de un idioma no sólo facilita la comunicación en un mundo cada vez más
interconectado. También es útil para conservar en buen estado el cerebro con el
paso de los años, según han subrayado distintas investigaciones.
Esta
semana, un trabajo publicado en Annals of Neurology profundiza en esta línea y
demuestra que el bilingüismo retrasa el deterioro cognitivo asociado a la edad
y lo hace independientemente del cociente intelectual del sujeto y del momento
en que se adquieran las lenguas distintas a la materna.
"La
evidencia reciente sugería un impacto positivo del bilingüismo sobre la
cognición. Sin embargo, esto podría deberse a que monolingües y bilingües
podrían tener una capacidad cognitiva distinta de base", explican los
investigadores, dirigidos por Thomas H. Bak, profesor de la Universidad de
Edimburgo y uno de los principales investigadores en la materia.
Precisamente
para tratar de dilucidar si era un cerebro especial el que favorecía el
aprendizaje de otras lenguas o si, por el contrario, era el bilingüismo el que
confería un efecto protector al órgano del traje gris, el equipo de Bak
recuperó los datos de 853 pacientes que habían sido reclutados para una
investigación en Edimburgo en su niñez en los años 30. En 1947, estos
individuos -que tenían menos de 11 años- se sometieron a distintas pruebas,
como una valoración de su cociente intelectual.
Sesenta
años más tarde, el equipo de Bak los volvió a analizar, prestando especial
atención a sus capacidades cognitivas y a si habían aprendido otros idiomas a
lo largo de su vida. De ellos, 262 manifestaron hablar al menos otra lengua
distinta al inglés y 195 confesaron haberla aprendido antes de los 18 años.
Los
resultados de la investigación mostraron "un efecto protector del
bilingüismo contra el deterioro cognitivo asociado a la edad independiente del
cociente intelectual", subrayan los investigadores en la revista médica.
Este efecto protector, continúan, era especialmente palpable en lo que se
refiere a "inteligencia general, fluidez verbal y capacidad de
lectura".
Los
datos del trabajo también reflejan que los beneficios eran independientes del
momento en que se hubieran adquirido las nuevas lenguas. "Nuestros
resultados son particularmente relevantes porque muestran que el bilingüismo,
en su definición más amplia e incluso cuando se adquiere en la edad adulta,
podría tener efectos beneficiosos sobre la cognición de forma independiente al
cociente intelectual".
"En
los últimos cuatro o cinco años se han publicado varios estudios sobre este
tema", explica Marcelo Berthier, profesor de la Universidad de Málaga y
miembro de la Sociedad Española de Neurología.
Entre
otras cosas, estos estudios han demostrado que ser políglota retrasa la
aparición clínica del Alzheimer. "No es que elimine el riesgo de la
enfermedad, pero sí se ha visto que retrasa su aparición unos tres o cuatro
años", señala Berthier.
Según
explica, la clave de este papel protector es la "reserva cognitiva"
que el bilingüismo es capaz de potenciar. Hablar más de una lengua, continúa,
supone un especial 'ejercicio' para el cerebro que le permite prepararse mejor
para el envejecimiento.
Por
otro lado, ninguno de estos trabajos ha asociado el bilingüismo con ningún
perjuicio para el organismo. "Todos estos datos mandan un mensaje claro a
la sociedad", concluye Berthier: "potenciar el bilingüismo sólo trae
ventajas".
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