Si
es mujer y quiere prevenir el riesgo de cáncer de mama mejor que empiece a
comer menos cantidades de carnes rojas, procesadas o no. Según una investigación
publicada en «British Medical Journal», las mujeres que comen más cantidad de
pollo, pescado, frutos secos y legumbres y menos de carne roja podrían tener un
riesgo más bajo de cáncer de mama. Se sabe que existe una asociación significativa
entre el consumo de carne roja y el cáncer de mama, aunque hasta ahora la mayoría
de los estudios que han analizado esta relación se han basado en la dieta
durante la mediana edad y en edades mayores, mientras que este nuevo ensayo se
ha basado en la dieta en edades más jóvenes.
El
trabajo ha analizado los datos de 88.803 mujeres premenopáusicas (26 a 45 años)
que participaron en el Nurses 'Health Study II, y que habían completado un
cuestionario sobre la dieta en 1991. Los alimentos analizados en el estudio
fueron los siguientes: carnes rojas sin procesar -ternera, cerdo o cordero y
hamburguesas- y procesadas -salchichas, tocino y embutidos-; aves de corral
-pollo y pavo-; pescado -atún, salmón, caballa, sardinas-; legumbres -alubias,
lentejas y los guisantes-; y frutos secos. Todas las participantes calificaron
el consumo del estos alimentos desde «nunca o menos de una vez al mes» hasta «seis
o más veces al día».
Los
investigadores de la Harvard School of Public Health (EE.UU.) tuvieron en cuenta
factores como la edad, la estatura, el peso, la raza, antecedentes familiares
de cáncer de mama o de enfermedad benigna de mama, tabaquismo, menopausia, las
hormonas y el uso de anticonceptivos orales. También se contempló la ingesta de
alimentos durante su adolescencia, 1960-1980, cuando estas mujeres estaban en
la escuela secundaria.
Pollo
por carne
En
total, los registros identificaron 2.830 casos de cáncer de mama durante los 20
años de seguimiento. Cuando los investigadores pusieron estos datos de la vida
real en un modelo estadístico pudieron estimar los riesgos de cáncer de mama
para las mujeres con diferentes dietas. Así, vieron que, por cada aumento en el
consumo de carne roja, se producía un incremento en el riesgo de contraer cáncer
de mama durante el periodo de estudio.
Gracias
a su modelo estadístico, por ejemplo, calculan que habrá 493 casos de cáncer de
mama en las 306.298 mujeres con la menor ingesta de carne roja, mientras que en
las 31.169 personas que consumen más carne roja esta cifra será de 553 casos.
Las
conclusiones, señalan los autores, muestran que un mayor consumo de carne roja
se asociaba con aumento del 22% en el riesgo de cáncer de mama en general. Por
cada porción adicional diario de carne roja se producía un incremento del 13%
del riesgo de cáncer de mama (12% en mujeres premenopáusicas y 8% en las
mujeres posmenopáusicas).
Sin
embargo el efecto del consumo de carne de ave era justo lo contrario. Así,
sustituir cada día una porción de carne roja por una de ave de corral se
asociaba, según este mismo el modelo estadístico, con una reducción del 17% en
el riesgo de cáncer de mama en general y del 24% en tener cáncer de mama después
de la menopausia. Similares beneficios se observaron con las legumbres, los
frutos secos o el pescado.
Los
autores concluyen que el aumento de la ingesta de carne roja en la edad adulta «puede
ser un factor de riesgo para el cáncer de mama». Por ello apuestan por
sustituir su consumo por una dieta en la que se incluyan legumbres, aves,
frutos secos y pescado.
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