Vivir
en una zona urbana en la que es fácil salir a caminar, donde hay abundancia de
comercios de barrio o se puede llevar a los niños al colegio andando o en
bicicleta puede ser una buena receta para controlar la obesidad y la diabetes.
Cada vez son más los estudios que demuestran la influencia del entorno urbano
en nuestra salud y un nuevo trabajo presentado en la reunión anual de la
Asociación Americana de Diabetes así lo ratifica.
Marisa
Creatore y su equipo de epidemiólogos del Hospital St. Michael de Toronto
(Canadá) acaban de presentar sus conclusiones en la reunión científica sobre
diabetes que estos días se está celebrando en San Francisco (EEUU).
Entre
otras cosas, tras analizar la cuestión durante años en varias áreas
metropolitanas del sur de Ontario, Creatore y su equipo concluyen que los
barrios más caminables se asocian con una reducción del 7% de la incidencia de
diabetes al cabo de 10 años y una disminución de las tasas de obesidad de casi
el 10% en el mismo periodo.
En
contraposición, los barrios con menos facilidades para salir a caminar, la
diabetes y la obesidad se incrementaron en el mismo periodo una tasa del 6% y
el 13%, respectivamente.
Según
han explicado en alguna ocasión, la definición de un barrio favorable al
ejercicio físico integra elementos como la presencia de zonas verdes, escuelas,
comercios locales (especialmente donde adquirir frutas, verduras y otros
productos frescos), espacios públicos recreativos o centros de salud.
Además,
como han explicado en su presentación en San Francisco, influyen otros factores
como la interconectividad de las calles y la facilidad para encontrar ciertos
servicios a una distancia que se pueda recorrer caminando. En su estudio, además,
se tuvo en cuenta la salud de los participantes de inicio, para descartar que
las personas más sanas tiendan a elegir para vivir barrios más sanos y eso
hubiese podido influir en los resultados.
"El
modo en que construimos nuestras ciudades importa en términos de salud",
ha señalado por su parte Gillian Booth, otro de los investigadores de este
equipo. "Ésta es una pieza del puzzle en la que podemos intervenir. Como
sociedad hemos desterrado la actividad física de nuestras vidas, mientras que
cada oportunidad que tengamos para ir a la tienda de la esquina, llevar a los
niños andando al colegio o sacar al perro a pasear puede estar influyendo en
nuestro riesgo de desarrollar diabetes o sobrepeso".
En
el estudio que acaban de dar a conocer, los beneficios del entorno físico sólo
se apreciaron en los grupos de edad más jóvenes, pero no en los mayores de 65
años, una cuestión a la que de momento no han dado una explicación.
Cada
vez más investigaciones ahondan en esta relación entre la salud y el entorno
físico en el que vivimos. Algunos estudios, por ejemplo, han demostrado que
vivir cerca de áreas verdes mejora parámetros como la ansiedad, la calidad de
sueño o la tasa de partos prematuros.
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