El
juez de instrucción David Crerar señaló que si bien Natasha Harris falleció en
febrero de 2010 a causa de una arritmia cardíaca, fue su hábito de beber este
refresco el que la empujó a la muerte, según Radio New Zealand.
El
juez dijo que el consumo de 10 litros de Coca Cola equivale a 970 gramos de
cafeína y más de un kilo de azúcar pero indicó que la empresa "no puede
ser responsabilizada por la salud de los consumidores que beben cantidades
insalubres de este producto".
Crear
envió una copia de sus conclusiones al Ministerio de Salud de Nueva Zelanda en
las que recomienda que se incluyan advertencias en los envases de bebidas
gaseosas sobre los peligros de ingerir grandes cantidades de azúcar y cafeína,
y que se revise los niveles recomendables de consumo de estos productos.
Un
examen forense determinó que Harris tenía un hígado agrandado con varios
depósitos de grasa que se atribuyeron al consumo de excesivas cantidades de
azúcar, según el canal TVNZ.
Además,
a la mujer, que padecía bajos niveles de potasio en la sangre, le fueron
extraídos varios dientes que se pudrieron por el consumo excesivo de esta
bebida que, a la vez, habría provocado que al menos uno de sus hijos naciera
sin esmalte en los dientes.
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