viernes, 15 de febrero de 2013

El ejercicio continuado y suave es mejor que 'machacarse' un rato en el gimnasio



Aquellos que aún tengan un trabajo, y sobre todo si éste es de oficina, sabrán lo complicado que es compaginar el mantenerse en forma con estar sentado en la silla ocho horas o más.

Sin embargo, la ciencia no hace más que demostrar los beneficios de la actividad física. Un estudio vuelve a recordar esta semana que, si lo que se quiere es tener una vida realmente sana, no hay nada como buscarse al menos una o dos horas al día y hacer ejercicio aunque sea de forma moderada.

A esta conclusión han llegado Hans Saverlberg y sus colegas de la Universidad de Maastricht (Países Bajos) en un artículo publicado en 'PLoS ONE' y que reivindica, antes que las 'machacadas' de una hora de gimnasio o ejercicio intenso, un ejercicio moderado durante más tiempo al día "ya que así se consigue un mayor beneficio en la prevención de enfermedades como la diabetes o la obesidad", afirma.

Luchar contra la inactividad

El ejemplo del trabajo es uno de los que Saverlberg comenta en las páginas de esta publicación para intentar dilucidar el efecto de la vida sedentaria y de las horas de ejercicio en los niveles de lípidos en sangre (colesterol malo principalmente) y la insulina, todos ellos elementos que pueden ayudar a identificar enfermedades metabólicas como la obesidad o la diabetes.

Los investigadores dividieron en tres grupos a 18 voluntarios de hasta 25 años con pesos normales y una dieta donde se controlaba la ingesta de calorías para que fueran prácticamente iguales en todos ellos.

En el primer grupo, se pidió a los participantes que estuvieran 14 horas sin practicar ningún ejercicio: así les instruyeron para que estuvieran sentados o se desplazaran en transporte. El segundo, por su parte, tenía que estar 13 horas sin hacer ejercicio y una practicándolo de forma intensa. El tercer segmento cambiaba seis horas de sedentarismo por cuatro horas de estar de pie y dos de estar andando, lo que sería una forma de practicar ejercicio de baja intensidad.

"Mientras que en el grupo más sedentario ya esperábamos que los resultados fueran los peores, la noticia la encontramos entre aquellos que practicaban ejercicio moderado", explica Saverlberg. En estos casos fue el segmento más activo, aunque moderado, los que consiguieron mayores beneficios en su salud respecto a los que realizaban una hora de ejercicio intenso. "En ambos grupos encontramos una quema de glucosa a través del aumento de la cantidad de insulina, así como una disminución del colesterol malo, pero era mucho más evidente en aquellos que realizaban ejercicio más prolongado y menos fuerte", señala este investigador.

Para Saverlberg el resultado más llamativo es que "una hora de ejercicio físico intenso y diario no puede compensar los efectos negativos, tanto en los niveles de insulina como el de los lípidos, si se pasa el resto del día sentado", concluye.

El doctor Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), destaca la importancia de estos resultados en la gente sana. "Hasta la fecha estaba comprobado que en aquellas personas afectadas ya por un episodio de infarto u otro problema cardiovascular era necesario y mejor la práctica de ejercicio moderado. Ahora, estos resultados demuestran que también da mejores resultados en personas sanas, además de jóvenes", indica.

Aunque este especialista no escatima la importancia en la insulina y los lípidos de estar una hora practicando el deporte, considera más saludable buscar tiempo para andar, mínimo, una hora al día. "Lo más importante es incidir en la necesidad de que sea un ejercicio constante, no sólo de fines de semana. Mucha gente que trabaja en oficinas se queja del poco tiempo para hacer esto, pero nosotros siempre aconsejamos, por ejemplo, que se bajen dos paradas antes de su trabajo y el último tramo lo hagan a pie. Además, el ejercicio también estimula la producción de endorfinas por lo que tiene un efecto antidepresivo y si somos capaces de estar un mes andando esta hora o algo más, luego será el propio cuerpo el que nos lo pida y nos sentiremos mejor", afirma.

Respecto a los más jóvenes, el doctor Plaza recuerda que en los países industrializados es cada vez más habitual que se cambie el balón de juegos por el ordenador, "los niños a partir de ocho años empiezan a sufrir problemas de obesidad, y esto tendrá su efecto negativo cuando vayan siendo más adultos". "Se han hecho estudios donde los videojuegos, el ordenador y la televisión cada vez ocupan más el tiempo libre de los jóvenes, algo en lo que tienen mucho que decir los padres y educadores: si a los niños entre ocho a 12 años se les acostumbra a tener una vida activa, es mucho más fácil que ese hábito perdure cuando sea mayor", asegura.

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