Muchos
esgrimen que es la mejor forma para mantener la línea y la salud. Otros piensan
que la mejoría se nota esencialmente en el bolsillo. Pero sea cual sea la
excusa, lo cierto es que el 'tupper' ha dejado de pertenecer únicamente al
imaginario de los obreros para ser 'patrimonio' de oficinas, incluso, para los
trabajadores más encorbatados.
Precisamente
por ello, y para curarnos en salud, expertos en nutrición avisan de que
"comer en 'tupper' es tan sano como hacerlo en casa", pero para ello
es importante mantener ciertas condiciones de conservación y calentamiento de
los alimentos.
Javier
Tejedor, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja y experto en
Nutrición, indica a ELMUNDO.es la necesidad de ser cuidadoso en el transporte y
conservación de los alimentos, así como su exposición a diversas temperaturas,
especialmente en verano, que son las "variables más comunes para que
surjan problemas", afirma.
"Lo
primero es evitar envases no homologados que puedan afectar a los
alimentos", indica. "Los plásticos de uso alimentario, que no
desprenden aditivos a la comida, están indicados en su parte posterior con el
dibujo de una copa y un tenedor, éstos son los adecuados para transportar la
comida", explica Tejedor. Además, puntualiza que, "aunque no está
establecido cuál es la vida útil de estos envases, aconsejo cambiarlos cuando,
después de lavarlos varias veces, se empiecen a estropear los bordes o pierda
la transparencia. Aunque creamos que pueden todavía servir, siempre es más
fácil que los aditivos que existen en el plástico lleguen a la comida",
afirma.
Pero
para todos los nutricionistas, el mayor problema son "peligros
microbiológicos, aquellos que pueden aparecer si no hay una adecuada
conservación de los alimentos, con la refrigeración necesaria, así como a la
hora de calentar la comida", indica Tejedor.
"No
existe el peligro del 'tupper', se puede transportar de todo en un envase
adecuado y con ello no hay problema, pero eso sí, lo más importante es no
romper la cadena de refrigeración. Para todos los alimentos -y muy
especialmente para aquellos que se echan a perder rápidamente y para los que
necesitan envases térmicos- una vez que se llegue al trabajo es necesario
contar con frigoríficos donde guardarlos hasta la hora de comer para que se
mantenga la temperatura necesaria y así las propiedades de los alimentos no se
estropean", explica la doctora María Isabel López Díaz-Ufano, coordinadora
del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria
(Semergen).
A
la hora de calentar, Tejedor prefiere curarse en salud y aconseja calentar los
alimentos a una temperatura mayor de lo habitual para eliminar todo rastro de
contaminación. "Normalmente, en los trabajos existen microondas donde
introducimos el alimento, calentamos y sale la temperatura ideal para tomarlo.
Pero lo mejor en estos casos sería aumentar su temperatura unos minutos más
para asegurarnos de matar posibles bacterias como la salmonela", explica.
Además,
y a pesar de que los plásticos homologados para ello tienen altos niveles de
seguridad, este experto señala a los platos de vidrio y cerámica como los más
idóneos para calentar la comida, ya que "en primer lugar no contienen los
aditivos de los plásticos y en segundo lugar cuentan con una superficie más
lisa y sin porosidades que ayuda a que se limpien mejor y se eliminen todas las
bacterias".
No
a la comodidad en la tartera
Desde
el punto de vista dietético, los nutricionistas subrayan la necesidad de
"hacerse un 'planning' de comidas de la semana", que incluya variedad
en la dieta. "El mayor problema al que nos enfrentamos con los
trabajadores es, en realidad, la falta de previsión y tiempo, algo que puede
llevar a problemas de obesidad, por muy de 'tupper' que comamos y muy sano que
creamos que es", asegura la doctora López Díez-Ufano.
"Lo
mejor en estos casos es hacer una previsión de lo que se va a comer y sacar
tiempo para hacer la compra, elegir los mejores productos, y cocinarlos",
indica. "Muchas veces nos excusamos en la falta de electrodomésticos para
calentarlos o en la cantidad de gente que se concentra a la misma hora para
utilizarlos, para tender, por comodidad, a la repetición de menús y a tirar de
alimentos de fácil preparado, como bocadillos o sandwiches. Comer queso o
fiambres alguna vez no es malo, pero al igual que no lo haríamos en nuestra
casa, tampoco podemos alimentarnos como si fuera una costumbre", explica.
Susana
del Pozo, directora de análisis de la Fundación Española de la Nutrición, se
muestra de acuerdo con estas indicaciones: "Es necesario que en horarios
partidos, las empresas se hagan cargo de facilitar las condiciones adecuadas
para los alimentos de los empleados. Éstos, por su parte, han de huir de la
monotonía en las comidas y recordar que se puede transportar de todo, incluido
frutas, verduras y legumbres. El 'tupper' es sólo un medio para comer tan sano
como lo haríamos en nuestra casa", asegura.
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