Bioingenieros
y médicos de la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York (Estados Unidos)
han creado una oreja artificial con impresión 3-D y moldes inyectables que se
ve y actúa como un oído natural, dando nuevas esperanzas a los miles de niños
que nacen con una malformación congénita llamada microtia.
En
un estudio, publicado en 'Plos One', los ingenieros y médicos del Colegio
Médico Weill Cornell describen cómo con impresión 3-D y geles inyectables
crearon células vivas para orejas que son prácticamente idénticas a una oreja
humana. Durante un período de tres meses, estos oídos flexibles desarrollaron
cartílago para reemplazar el colágeno que se utiliza para moldear.
El
nuevo oído puede ser la solución para los cirujanos reconstructivos que desde
hace mucho tiempo desean ayudar a los niños que nacen con deformidades del
oído, dijo el coautor principal, Jason Spector, director del Laboratorio de
Medicina y Cirugía Bioregenerativa y profesor asociado de Cirugía Plástica en
el Weill Cornell en la ciudad de Nueva York.
"La
sustitución del oído por bioingeniería como en este caso también ayudaría a las
personas que han perdido parte o la totalidad de su oído externo en un
accidente o por cáncer", añadió Spector, quien señala que los oídos de
repuesto se construyen generalmente con materiales con una consistencia similar
a la espuma de poliestireno, o, a veces, con la costilla de un paciente, una
opción "difícil y dolorosa para los niños, además de que los oídos
raramente un aspecto completamente natural o no desempeñan bien su
función".
Para
hacer las orejas, Bonassar Lawrence, profesor asociado de ingeniería biomédica
y sus colegas comenzaron con una imagen en 3-D digitalizada de la oreja de un
sujeto humano y la convirtieron en "sólida" utilizando una impresora
3-D para ensamblar un molde. La oreja desarrollada con gel de alta densidad
tiene una consistencia similar a la de la gelatina cuando se retira el molde y
el colágeno sirve como un andamio sobre el cual el cartílago puede crecer.
El
proceso también es rápido, según explica Bonassar: "Se necesita la mitad
de un día para el diseño del molde, un día o dos para imprimirlo, 30 minutos
para inyectar el gel, y se puede quitar la oreja 15 minutos más tarde y dejarla
durante varios días en medios de cultivo celular nutritivos antes de su
implantación".
La
incidencia de microtia, que es cuando el oído externo no está completamente
desarrollado, varía de entre 1 a más de 4 por cada 10.000 nacimientos al año.
Muchos de los niños que nacen con microtia tienen el oído interno intacto, pero
pérdida experiencia auditiva debido a la falta de estructura externa.
"El
uso de las células humanas, especialmente las del mismo paciente, reduciría la
posibilidad de rechazo", dijo Spector, quien agregó que el mejor momento
para implantar una oreja de bioingeniería en un niño sería sobre los de 5 o 6
años de edad, cuando las orejas están al 80 por ciento de su tamaño adulto. Si
se detecta su total seguridad en el futuro y las pruebas de eficacia funcionan,
Spector destaca que se podría realizar el primer implante humano en un oído en
tan sólo tres años.
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