miércoles, 30 de enero de 2013

Yo y mi desodorante



Sobre ellos se ha escrito de todo: que son cancerígenos, que pueden relacionarse con el Alzheimer, que son malos para la piel... La polémica les persigue tanto que, a la hora de comprarlos, la pregunta es clara: ¿son buenos para la piel los desodorantes y antitranspirantes? ¿Realmente son necesarios?

Pues depende. El doctor de Genética de la Universidad de Bristol (Reino Unido), Santiago Rodríguez es el autor principal de un estudio publicado en 'Journal of Investigative Dermatology' con el que ha puesto su granito de arena en una evidencia que no es la primera vez que se señala: hay una parte de la población cuyas axilas están libres de olor gracias a un gen con nombre de personaje de Star Wars: ABCC11.

El análisis se ha realizado en cerca de 6.500 mujeres de las que el doctor Rodríguez encontró que un 2% tenía esta versión poco común que les hacía no producir ningún olor de axila. Y además de la curiosidad, Santiago explica que si se conoce esta variante genética, más común en los asiáticos -"el 90% de esta población no desprende este tipo de olor en la axila", asegura, aunque sus causas todavía se desconocen- que en los europeos, estas personas no necesitarían utilizar desodorantes.

Pero si usted no es de origen asiático y no forma parte de ese alrededor del 2% libre de olor que existe entre los europeos, le pueden surgir otras preguntas: ¿En qué se diferencia un desodorante de un antitranspirante? ¿Son efectivos los desodorantes naturales?

Desodorantes vs. antitranspirantes

El sudor, per se, no huele mal. Es un conjunto de agua y sales que regulan la temperatura de nuestro cuerpo, pero cuando llega a la piel, las bacterias que existen allí (en este caso en la axila) descomponen dicho sudor, momento en que se produce el desagradable olor.

Para enfrentarse a ello hay dos fórmulas: los desodorantes o los antitranspirantes. El desodorante es un cosmético que tiene como principal función oler bien, para lo cual contiene una fragancia y muchas veces alcohol -etanol- que enmascaran el mal olor. Así, aunque se transpira normalmente, es decir, se suda, no huele gracias a que controla el crecimiento de las bacterias.

Por su parte, el antitranspirante bloquea los conductos de las glándulas sudoríficas y así regulan la transpiración, el flujo de sudor, evitando el olor corporal. Para ello, los antitranspirantes cuentan con sales de aluminio o de zirconio, agentes injustamente acusados de provocar desde cáncer de mama hasta Alzheimer.

"Esto no son más que bulos", afirma tajante a ELMUNDO.es el doctor Enrique Herrera Acosta, dermatólogo del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga. "Cada cierto tiempo aparecen rumores infundados sobre los productos corporales, y esto es un caso más. No hay prueba científica que apoye que son cancerígenos o provoquen otras enfermedades como el Alzheimer", indica.

Este especialista habla sobre "pieles muy sensibles o no tolerantes al alcohol de estos productos o a determinados compuestos que pueden producir eccemas, picores, rojeces o sequedad en la piel, pero no van más allá de esto", como los principales contratiempos que desodorantes y antitranspirantes pueden producir.

¿Y cuál conviene mejor? Normalmente, se suele aconsejar a personas con hiperhidrosis (excesivo sudor) los antitranspirantes y para el resto de personas, el especialista recuerda que depende de nuestra forma de vida: "No es lo mismo una persona que haga mucho depende a los que no. Quien haga mucho ejercicio y opte por los desodorantes tendrá que echarse de dos a tres veces este producto, menos si es un antitranspirante. Para alguien con vida más sedentaria, con una o dos veces vale", comenta. Pero algo importante a la hora de comprarlo es que "primero tenemos que saber si somos alérgicos a alguno de sus compuestos y esto va un poco con la prueba de 'error, acierto', hay que ir probando hasta encontrar el que más nos guste. Y siempre utilizarlos tras habernos lavado bien la zona y que esté fresca", explica.

En cuanto a los formatos, Herrera Acosta explica que ninguno es mejor o peor dependiendo de la forma, "normalmente esto ya depende de lo que le sea más fácil utilizar a cada uno, aunque no hace falta echar demasiada cantidad, cosa que con los formatos roll-on es más fácil que con los de spray, por ejemplo".

Desodorantes naturales

Y como pasa con las cremas para la cara, en los últimos años se ha puesto de moda los desodorantes naturales, productos contra los que el dermatólogo no se posiciona en contra, pero de los que avisa: "Como en todos estos tipos de productos, tenemos que tener un conocimiento de sus compuestos para no producirnos problemas alérgicos o irritativos y hay que entender que, aunque sí funcionan, no producen los mismos resultados que los normales", señala.

"Como todos los productos de utilización diaria, estos elementos pueden dar alguna reacción si no se usan de forma correcta, porque lo natural no es por definición mejor en estos casos. En todo producto cosmético (cremas de belleza, geles, desodorantes...) los controles de calidad por los que pasan son muy exhaustivos y cualquier mínima pega, cualquier mínimo problema, haría que no se pongan a la venta, por lo que hay que estar tranquilos con su seguridad", finaliza.

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