martes, 15 de enero de 2013

Si lo suyo es una bronquitis, agua y nada de antibióticos



Todos los años es lo mismo, con la llega del frío, aumentan los catarros, gripes y otros problemas respiratorios. Sin embargo, a pesar de la cadencia, parece que ni médicos ni pacientes tienen claro cuándo o para qué se deben utilizar los antibióticos. Un estudio, publicado en la revista 'Archives of Internal Medicine', apunta que todavía son demasiados los facultativos que recetan estos fármacos en casos innecesarios y que un programa de apoyo para recordar en qué casos hay que prescribir estos medicamentos ayudaría tanto a especialistas como a ciudadanos a saber que, en ciertas patologías como la bronquitis aguda, lo mejor es el agua y un analgésico.

Tomar antibióticos cuando no son necesarios es además de un gasto innecesario, un riesgo importante. Por un lado, está la aparición de efectos secundarios como diarrea (por la destrucción de la flora bacteriana) u hongos y por otro, el aumento de superbacterias que crean resistencias a estos fármacos y que hacen difícil la curación de ciertas patologías. España se encuentra entre los países europeos de mayor consumo de antibióticos y, como consecuencia, de mayor porcentaje de cepas bacterianas resistentes, según datos del Ministerio de Sanidad.

Por este motivo, cualquier iniciativa para reducir ese mal uso de fármacos es bienvenida. Ralph Gonzales, médico de la Universidad de California (San Francisco), ha dirigido un estudio en el que se analizaba y comparaba la eficacia de dos métodos para intentar disminuir la prescripción de antibióticos en personas con bronquitis aguda -una infección de las vías respiratorias bajas-, para la que no están indicados.

De esta manera, 33 centros de atención primaria fueron asignados de forma aleatoria a tres grupos: uno de ellos era el de control, en otro se les daba a médicos y pacientes folletos informativos sobre las indicaciones de los antibióticos y en el tercero se ofrecía información y un sistema de alertas para recordar este tipo de información. Después, los autores compararon la prescripción de antibióticos para la bronquitis aguda en todos los centros y con las tasas de tres periodos invernales previos.

Lo que pudieron comprobar fue que el número de recetas de antibióticos aumentó en el primer grupo un 1%, mientras que se redujo un 12% en el segundo y un 13% en el tercer grupo. "Cuando se unen estos métodos a otros materiales educativos dirigidos a médicos y pacientes, tanto los folletos impresos como los digitales pueden lograr mejoras", afirman los autores en su estudio.

Mensajes más precisos

A pesar de este 'éxito', Jeffrey A Linder, médico del Brigham and Women's Hospital en Boston, Massachusetts (EEUU), se muestra muy crítico con las cifras conseguidas. "Éxito no es reducir la tasa de prescripción de antibióticos un 10%; el éxito sería disminuirlas al 10% [...] Necesitamos ser más claros con los pacientes sobre los beneficios individuales y los riesgos asociados con la prescripción de estos fármacos", afirma. Y señala que hay que insistir en que muchas personas que toman estos medicamentos va a sufrir algún efecto secundario, por lo que habría que decirles: "esta medicina es más probable que te dañe a que te ayude".

No obstante, y a pesar de estas advertencias, el perfil del paciente y de la enfermedad puede hacer que el tratamiento no sea tan fácil de establecer, según explica José Miguel Rodríguez González Moro, neumólogo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y director de relaciones institucionales de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). "A veces, hay que ser generosos con los antibióticos: En aquellos pacientes de edad avanzada, que presentan una infección respiratoria y que tienen además otra patología como otro problema respiratorio, como la EPOC, o si es diabético o está inmunodeprimido", enumera.

Sin embargo, este especialista sí tiene claro que hoy en día se es mucho más cauto a la hora de prescribir estos fármacos que hace unos años. "Quizás por el control del gasto médico y las evidencias científicas al respecto, se recetan menos", afirma.

Qué síntomas dan y cómo tratarlos

Rodríguez González aclara que lo mejor "para los catarros comunes, la gripe o la bronquitis aguda vírica, si la persona no tiene ningún otro problema, es no dar antibióticos".

Estos problemas se distinguen por sus síntomas. En el catarro puede aparecer tos seca, mocos, molestias en la garganta e irritación de ojos. Por su parte, en la gripe además de presentarse los síntomas mencionados, suele aparecer fiebre elevada, malestar general, 'una sensación de paliza, y postración. En cambio, en la bronquitis aguda, donde se suele inflamar la tráquea y los bronquios, la tos es más profunda, hay expectoración y no suele darse fiebre.

"Estos problemas siempre son producidos por virus", afirma el experto. Por este motivo, los antibióticos no están indicados y "hay que dar un tratamiento sintomático, es decir, un analgésico para las molestias, algún remedio natural para la tos si se precisa y líquidos y zumos".

La ingesta de agua o zumos está recomendada porque en invierno, cuando la persona permanece en casa o en un lugar cerrado, el ambiente está muy seco. "Conviene evitar la sequedad e hidratarse bien. Además, si tenemos la nariz taponada, al respirar por la boca evaporamos más y tenemos mayor sequedad. El agua y la humedad favorecen la expectoración", afirma este neumólogo.

Sólo habría que administrar un antibiótico en aquellos casos de bronquitis generada por una infección bacteriana o en una neumonía. "En la bronquitis bacteriana, cuyos síntomas son similares a la vírica y que pasan por tos profunda y expectoración, la diferencia es que el esputo cambia de color, pasa de ser blanco a amarillo o verdoso, y es más espeso. Quizás puede también haber fiebre".

Por su parte, la neumonía, que es el problema respiratorio más grave, genera fiebre alta y mantenida, dolor en un costado que impide respirar, escalofríos y tiritona. Los pacientes con este problema, que consiste en una inflamación del parénquima pulmonar, deben recibir antibióticos y a veces es incluso necesaria su hospitalización.

No obstante, como apunta el especialista, hay que valorar caso por caso. "En personas de riesgo (con insuficiencia renal, cardiaca, etc.) existe más riesgo de que se complique un problema respiratorio menor y termine en una neumonía. Porque, como se dice entre los médicos, los virus abren la puerta a las bacterias".

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