martes, 22 de enero de 2013

Perderle el miedo a la hiperactividad



Ya en 1908, el catalán Augusto Vidal Perera describió en su 'Compendio de Psiquiatría Infantil' el comportamiento de los niños "revoltosos, que mariposean"; que hoy en día serían diagnosticados como hiperactivos. A pesar de ser un viejo conocido de los especialistas, no ha sido hasta las últimas décadas cuando este trastorno ha alcanzado "dimensiones epidémicas". Las comillas corresponden al último número de la revista 'JAMA Pediatrics', en el que se repasa la incidencia de este trastorno en la última década.

Las cifras que publica la revista llevan la firma de la Fundación Kaiser Permanente, con sede en California (EEUU), cuyos investigadores han analizado el historial médico de más de 842.000 niños de cinco a 11 años, tratados en este centro entre los años 2001 y 2009.

Según los autores, encabezados por Darios Getahun, el 4,9% de los menores de esta muestra padecía trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH); una cifra que se corresponde con las estadísticas que se manejan en nuestro país desde hace años. "La prevalencia de TDAH en edad infantil en España ronda el 5%-7%, un porcentaje que está dentro de la media mundial y que se mantiene estable desde hace décadas", apunta la psiquiatra Inmaculada Escamillas, de la Clínica Universidad de Navarra.

Aunque los autores estadounidenses observan un repunte de la incidencia en la última década (los nuevos diagnósticos pasaron de 2,5% en 2001 a 3,1% en 2010), la doctora Escamillas señala que este 'aumento' tiene más que ver con un mejor conocimiento de la patología que con un verdadero incremento de la incidencia. Una idea en la que coincide su colega Josep Cornellá, presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Psiquiatría. "La hiperactividad ha existido siempre. El propio Ramón y Cajal ya hablaba de que la suya fue una infancia sin concentración. Si ahora se diagnostica más es porque se conoce más", apunta.

'Sí hay más demanda'

Lo que sí puede existir, admite el profesor Getahun en declaraciones a ELMUNDO.es, es una sobreestimación de casos por parte de padres y profesores; por lo que destaca la solidez de su análisis basado en historias clínicas. "Sí es cierto que puede haber mucha demanda, pero el TDAH no se diagnostica sólo en 15 minutos, ni basta con la impresión parcial del profesor", apunta en la misma línea la doctora María Dolores Domínguez, psiquiatra del Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela.

En este sentido, Getahun coincide con sus colegas españoles en la importancia del diagnóstico precoz y de "iniciar cuanto antes el tratamiento para darles a estos niños mayores oportunidades para funcionar en el colegio y en su entorno social".

El psiquiatra español Luis Rojas Marcos, que fue un niño hiperactivo como ha contado en numerosas ocasiones, incide en la misma cuestión en declaraciones a este periódico: "En mi opinión, el reto actual son los niños no diagnosticados. En demasiados casos, ni los familiares, ni sus educadores reconocen el problema. Por lo que se espera que sin ayuda, aprendan y se comporten con normalidad, pese a la incontrolable distracción y actividad física que los domina", advierte.

Sin miedo a la medicación

Todos los especialistas coinciden en que ayudaría mucho a esta tarea perderle el miedo al psiquiatra y, sobre todo a los psicofármacos, que tan mala prensa acarrean. "A menudo, las familias van dando vueltas, pasando de una terapia a otra, como un modo de evitar ir al psiquiatra", señala la doctora Escamilla. Y todo ese retraso aumenta el sufrimiento en los niños, el gasto ("muchas de estas terapias alternativas son costosas") y el estrés en la familia.

La doctora Domínguez coincide con todos sus colegas en que la medicación es la primera opción en el 80% de estos pequeños y también insiste en desmitificar la mala imagen que arrastran estos fármacos. "Igual que nos medicamos cuando nos duelen las muelas, los fármacos alivian los síntomas del TDAH y mejoran la atención; ni atontan a nadie ni cambian la personalidad", apunta el doctor Cornellá.

Todas las clases, todas las razas

En el trabajo de JAMA se observa un aumento de los casos entre los niños varones, de raza blanca y procedentes de familias de clase media-alta; un perfil que contrasta con los datos que se manejaban hasta ahora y que apuntaban sobre todo a los niños de familias desfavorecidas.

El doctor Getahun considera que este fenómeno puede deberse a un esfuerzo por parte de estas familias acomodadas en buscar ayuda para niños que no están cumpliendo las expectativas en el colegio. "Es cierto que la familia con más recursos consulta antes", señala Cornellá, aunque como apunta su colega de la Clínica de Navarra, la clase social no es ningún factor de riesgo en un trastorno con una base genética cada vez mejor conocida.

También el aumento de TDAH entre niñas de raza negra observado en JAMA puede tener una explicación social, como apunta el doctor Rojas Marcos: "En los últimos años ha aumentado la concienciación sobre el trastorno en niñas; que antes no eran evaluadas. En ellas, el trastorno pasa desapercibido frecuentemente porque se manifiesta sobre todo en distracción y no con otros síntomas más llamativos de hiperactividad", explica el psiquiatra, afincado desde hace años en Nueva York.

En cualquier caso, "es importante evitar las etiquetas y no asociar TDAH con fracaso", resume el doctor Cornellá. "Se trata de ayudar al niño sin angustiar"; y sobre la delgada línea que puede separar a un niño inquieto y revoltoso de un auténtico caso de trastorno de hiperactividad, el psiquiatra español elige una cita del escritor José Saramago: "Un problema es un problema cuando causa problemas".

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