Estar
casado, siempre que se conviva con el cónyuge, o vivir en pareja es un factor
que reduce el riesgo de sufrir infartos de miocardio en hombres y mujeres de
todas las edades, según un estudio realizado en Finlandia y publicado hoy en la
Revista Europea de Cardiología Preventiva.
De
acuerdo con este estudio, que analizó los datos de ciudadanos mayores de 35
años de cuatro regiones finlandesas entre 1993 y 2002, vivir en pareja está
asociado con "un pronóstico considerablemente mejor en eventos cardíacos
agudos", sobre todo en matrimonios de mediana edad.
Para
realizar la investigación, el equipo dirigido por la doctora Aino Lammintausta,
del Hospital Universitario de Turku (suroeste de Finlandia), cruzó los datos de
las 15.330 personas que sufrieron un síndrome coronario agudo durante ese
tiempo en las zonas estudiadas con la base de datos poblacional.
De
todos los infartos registrados, poco más de la mitad (7.703 casos) provocaron
el fallecimiento de los enfermos en los 28 días posteriores al ataque.
Según
los resultados del estudio, los hombres solteros, divorciados o viudos
sufrieron entre un 58 y un 66 por ciento más infartos que las personas casadas
de todas las edades, mientras que entre las mujeres no casadas la cifra fue
entre un 60 y un 65 por ciento más elevada.
Las
diferencias son aún mayores si se compara el porcentaje de defunciones en los
28 días posteriores al infarto entre personas casadas y no casadas, lo cual
indica que el estado civil estaría asociado también a las probabilidades de
superar un ataque al corazón.
La
tasa de mortalidad fue entre un 60 y un 168 por ciento más alta en los hombres
solteros que en el grupo de personas casadas de ambos sexos, y aún mayor -entre
el 71 y el 175 por ciento- en las mujeres no casadas.
Según
la investigación, la tasa de mortalidad anual por infarto de miocardio entre
los hombres casados de entre 65 y 74 años fue de 866 por cada 100.000
habitantes, mientras que la de varones no casados de la misma edad se duplicó
hasta los 1.792 individuos.
En
la franja de edad anterior -entre los 35 y los 64 años-, los infartos causaron
la muerte del 26 por ciento de los hombres casados, del 42 por ciento de los
varones divorciados y del 51 por ciento de los solteros.
Entre
las mujeres, las cifras correspondientes fueron del 20, del 32 y del 43 por
ciento, respectivamente.
Los
autores del estudio apuntan varias posibilidades a la hora de explicar por qué
las personas solteras son más susceptibles de sufrir infartos y su tasa de
mortalidad es mayor, aunque aclaran que sería necesario investigar las causas
en mayor profundidad.
"Las
diferencias en el pronóstico no pueden ser explicadas totalmente por las
diferencias en el tiempo que se tarda en buscar asistencia médica o en el
acceso a la trombólisis o la revascularización", sostienen.
En
su opinión, concurren además motivos socio-demográficos, y apuntan a la
posibilidad de que las personas casadas tengan mejores hábitos de salud y
disfruten de un mayor nivel de apoyo social que los solteros, lo cual influiría
positivamente en su estado de salud general.
"Tampoco
podemos excluir la posibilidad de que las personas con un mal estado de salud
puedan ser más propensas a permanecer solteras o a divorciarse", afirman
los investigadores.
A
la hora de explicar por qué las personas que viven en pareja tienen más
probabilidades de sobrevivir a un ataque cardíaco que quienes viven solos, los
autores señalan una razón obvia: en general reciben asistencia médica más
temprano porque tienen quien avise a los servicios de emergencias.
"Se
puede suponer que la reanimación o la llamada a una ambulancia se produjo más
rápido y con mayor frecuencia entre quienes están casados o conviven con sus
parejas", dicen los autores.
Ref:
Haz click aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario