lunes, 28 de enero de 2013

Un estudio pone en duda que se pueda medir la conciencia de las personas en estado vegetativo



Comunicarse con aquellas personas que se encuentran en estado vegetativo es uno de los retos científicos en el que se lleva trabajando desde hace años. La pregunta es ¿tienen conciencia los pacientes en este estado? ¿podemos saber si la tienen? Según un estudio publicado en 2011 en The Lancet, la respuesta es sí. Sin embargo, el trabajo, que se realizó en la Universidad de Western Ontario (Canadá), acaba de ser puesto en «tela de juicio», debido a que se han encontrado errores en sus resultados estadísticos y métodos, de acuerdo con otro informe que también se publica en The Lancet.

En noviembre de 2011 los investigadores de la universidad canadiense parecían haber dado un paso de gigante en el complejo mundo de la conciencia de las personas en estado vegetativo. Gracias a un sencillo aparato de electroencefalografía (EEG) de cabecera, los científicos afirmaron haber detectado conciencia y haber medido la actividad eléctrica cerebral de 16 pacientes en estado vegetativo -un trastorno en el que la persona, por una lesión cerebral grave o un coma, está despierta pero no tiene conciencia de lo que ocurre a su alrededor o sobre si misma-. Esto, a su juicio, revelaba que los pacientes eran capaces de entender lo que se les decía y seguir una instrucción para tener pensamientos determinados.

En el estudio, el que también participaron 12 individuos sanos para poder comparar los resultados, se vio que tres (19%) de los 16 pacientes podían generar repetidamente actividad eléctrica cerebral en respuesta a dos instrucciones diferentes, a pesar de que conductualmente no mostraron ninguna respuesta. Tal y como señaló el autor del estudio, Adrian Owen, «sabemos que estos tres pacientes estaban conscientes porque fueron capaces de responder repetidamente a las instrucciones que les dimos, y uno de los pacientes pudo hacerlo más de 100 veces».

Revuelo científico

Los resultados causaron revuelo en la comunidad científica. Por fin se podría desarrollar una técnica que permitía una clasificación de las imágenes mentales de un paciente para lograr una comunicación rutinaria en dos direcciones: es decir, compartir información sobre su mundo interior, sus experiencias y sus necesidades.

Pero la euforia ha sido breve. Un equipo del Weill Cornell Medical College (EE.UU.), que ha revisado este trabajo, cree que las estadísticas publicadas, los métodos y las conclusiones del estudio de Owen no son correctas. Y, debido a estos errores, concluyen es imposible determinar si estas personas en estado vegetativo demostraron algún grado de conciencia durante la prueba.

El nuevo análisis es muy importante porque, explican sus autores Andrew Goldfine, Jonathan Victor, y Nicholas Schiff, si el método propuesto hubiera sido válido habría supuesto un gran avance. «Lamentablemente la revisión muestra que los métodos empleados no funcionan. Así, los científicos, los médicos y, especialmente las familias de los pacientes con lesiones cerebrales graves, deben comprenden que la mayoría de las conclusiones alcanzadas en el estudio original fueron fruto, probablemente, de hallazgos casuales», confirma Schiff. Y aún reconociendo que hay una urgente necesidad de disponer de métodos de pruebas que ayuden a determinar el estado de conciencia de los pacientes con lesiones cerebrales, consideran que una investigación «deficiente» no ayuda ni a los pacientes ni a sus familias.

Gracias a la colaboración del equipo de Owen, pudieron disponer de todos los datos. Se trataba de validar los hallazgos, no de refutarlos, porque, explican, resulta sumamente importante que las pruebas que pretenden hacer valer la presencia de la conciencia sean cuidadosamente examinadas mediante lo que se conoce como «revisión por pares» -un método usado para validar trabajos escritos con el fin de evaluar su calidad, originalidad, factibilidad, rigor científico, antes de su publicación-.

«Falsos positivos»

Además la revisión no critica el uso de la tecnología EEG de cabecera para la detección de estados de conciencia, pero sí cuestiona la idoneidad de la metodología estadística aplicada a los datos. Así, su principal conclusión es que el estudio original falla al considerar distintos aspectos de las señales de EEG de los pacientes en estado vegetativo como estados de conciencia; entre éstas, enumeran, está la posible contaminación de las señales de EEG con la actividad muscular o también el hecho de que algunas señales básicas relacionadas con la tarea observadas en los sujetos sanos no se identificaron en ninguno de los pacientes en estado vegetativo. Se trata, explican, de «falsos positivos». Así, subrayan algunos fenómenos aleatorios podría ser malinterpretados como una «respuesta».

Además de identificar las errores en el método estadístico utilizado, el equipo de Weill Cornell también volvió a analizar los datos originales, con metodologías que tenía en cuenta la presencia de la contaminación de los datos de EEG por actividad muscular. «Comprobamos que los datos obtenidos de los pacientes no mostraron cambios indicativos de conciencia. Nuestro análisis revela únicamente fluctuaciones aleatorias de la actividad cerebral», afirma Goldfine.

Como reflexión, los investigadores destacan que lo que se pretendía determinar en el trabajo original es «realmente difícil». Por eso, proponen hacer todo lo que esté a su alcance para trabajar juntos, para compartir datos y métodos, de modo que se pueda alcanzar el objetivo de «definir adecuadamente la conciencia en los pacientes con lesión cerebral grave».

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