Entre
el 20 y el 40 por ciento de los niños va al colegio sin desayunar a pesar de
que debe ser una de las comidas principales del día, según la Sociedad Española
de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que avisa de que este comportamiento
afecta al rendimiento escolar y favorece la obesidad infantil. Cada día son más
los estudios epidemiológicos que reconocen el papel protector de algunos
alimentos en el desarrollo cerebral, según ha recordado Julia Álvarez, coordinadora
del Área de Nutrición de la SEEN ante el inminente inicio del curso escolar.
De
hecho, se ha visto que una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, frutos
secos, aceite de oliva y pescado azul puede relacionarse con efectos positivos
sobre la concentración, la memoria y el rendimiento intelectual. Además, Álvarez
recuerda que los escolares precisan de alimentos energéticos para su
desarrollo, pero no más de los que consumen en su actividad metabólica y su
actividad física (voluntaria e involuntaria). "En caso de tomar más
energía de la necesaria, ésta se almacenará en forma de grasa y el niño
comenzará a tener sobrepeso o desarrollará obesidad", ha explicado.
En
este sentido, la coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SEEN,
Assumpta Caixás, ha defendido que los patrones alimentarios de los niños
tienden a reflejar los patrones alimentarios de sus familias, y ha criticado
que en "numerosas ocasiones" la falta de tiempo, el deseo de evitar
discusiones, la comodidad o la pereza, hacen que se ofrezca a los niños solo
aquello que comen rápido y sin protestar.
Hábitos
saludables
"Como
norma general, son alimentos ricos en grasa o productos procesados: patatas
fritas, snacks, bollería industrial, galletas, embutidos, chuches y refrescos,
etcétera, en lugar de verdura, ensalada, pescado o fruta", según ha
lamentado esta experta, que insiste en la importancia de cuidar su alimentación
ya que "es el momento ideal para adquirir hábitos saludables". La
preocupación de ambas expertas por la alimentación de los niños se fundamente
en que la mayoría de los estudios epidemiológicos demuestran que la
alimentación de los escolares españoles no es buena y, mientras el consumo de
legumbres, verduras, frutas y pescados es insuficiente, el de productos procesados
o elaborados es muy elevado, siendo desaconsejada su ingesta rutinaria o
frecuente.
Para
evitar estas situaciones, abogan por un patrón alimentario equilibrado que,
además, debe compartirse por todos los miembros de la familia. "Los padres
deben comer lo mismo que los niños. Cambiarán las raciones o en ocasiones la
elaboración de un alimento en un determinado menú cuando los niños son muy
pequeños, pero en líneas generales deberán comer lo mismo", explica esta
experta.
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