Entre
la lista de alimentos que perjudican la salud cardiovascular, el café ha
ocupado, desde siempre, un lugar preferente. Sin embargo, esta creencia tiene
los días contados. Al menos, así lo ha desmitificado un estudio francés
presentado en el marco del European Society of Cardiology Congress (ESC)
celebrado esta semana en Barcelona, después de confirmar que su consumo no se
asocia a un mayor riesgo de muerte cardiovascular ni por otras causas como
infecciones, cáncer, etc. El trabajo ha analizado a 131.401 pacientes de edades
comprendidas entre los 18 y los 95 años, a los que clasificaron según su
ingesta habitual de café o té: no consumidores, consumidores moderados (menos
de cuatro tazas al día) o grandes consumidores (más de cuatro tazas al día).
En
el análisis se observó que los individuos que consumían más de cuatro tazas
diarias de café tenían mayor edad que los no consumidores y que poseían más
factores de riesgo cardiovascular, sobre todo fumaban más. Asimismo, se observó
un aumento del riesgo de muerte por causa cardiovascular. «Este riesgo
desapareció cuando se ajustó la variable del tabaquismo. Esto significa que el
aumento de la mortalidad no era debido al consumo de café sino al hecho de ser
fumador, que a su vez está asociado a un estilo de vida menos saludable»,
explica la doctora Almudena Castro, cardióloga del Hospital Universitario La
Paz de Madrid, quien añade que «el estudio evidenció que el porcentaje de
fumadores entre la población no consumidora de café fue bastante más bajo que
en los consumidores moderados o en los grandes consumidores: 17 por ciento
frente al 31 y 51 por ciento respectivamente».
Estilo
de vida
Dentro
del mismo trabajo, los investigadores también descubrieron que los individuos
que tomaban té poseían un mejor perfil de riesgo cardiovascular (menos factores
de riesgo) que la población que no lo tomaba, y que, además, tenían un 24 por
ciento menos de probabilidades de fallecer por alguna causa no cardiovascular.
Como conclusión, Castro destaca que «en general, se ha visto que los bebedores
de café tienden a poseer un peor perfil de riesgo cardiovascular que lo
bebedores de té o no consumidores, aunque la razón parece estar más en el
estilo de vida y en los factores de riesgo cardiovascular que se atribuyen a
cada perfil de consumidor. Así, vemos cómo más de la mitad de las personas que
toman grandes cantidades de café fuman, y que, por el contrario, los
consumidores de té llevan un estilo de vida más sano, practican más deporte,
fuman menos, etc., lo que probablemente esta sea la razón por la que éstas
personas estén más protegidas ante el riesgo de muerte».
Por
otra parte, una investigación con sello italiano analizó cómo el consumo de
café influye sobre el metabolismo de la glucosa aumentando el riesgo de sufrir
prediabetes en un determinado grupo de población: jóvenes hipertensos con
sobrepeso u obesidad, o aquellos individuos con especial predisposición
genética a metabolizar la cafeína de forma diferente. Después de más de seis
años de seguimiento sobre 1.180 pacientes hipertensos (de 18 a 45 años), se
observó que el 24 por ciento fueron diagnosticados de prediabetes (el 27 por
ciento de los hombres y el 16 por ciento de las mujeres) y que aquellos que
consumían entre una y tres tazas de café al día presentaban un 34 por ciento
más de riesgo a desarrollar esta enfermedad que aquellos pacientes que no
consumían café. Este aumento del riesgo fue aun más significativo en el grupo
de pacientes que bebían más de tres tazas de café diarias, ya que éstos tenían
el doble de riesgo de desarrollar prediabetes que los no consumidores de café.
Sin
embargo, este año en la revista «Nutrition» se ha publicado una revisión
científica que agrupa las pruebas epidemiológicas y las investigaciones que
documentan los efectos del consumo de café sobre la diabetes tipo II. En
conjunto, las evidencias experimentales y epidemiológicas presentadas
clarifican el efecto protector del consumo de café frente a la diabetes tipo 2
a través de múltiples mecanismos preventivos.
Fruta
y menos patologías coronarias
El
consumo regular de fruta disminuye en un 40 por ciento el riesgo
cardiovascular. Así lo indica un estudio llevado a cabo por la Universidad de
Oxford después de analizar a casi medio millón de personas procedentes de diez
localidades diferentes de China. Después de siete años de seguimiento la
investigación reveló que, en comparación con la población que no consumía
fruta, los que la tomaban a diario vieron reducido su riesgo cardiovascular
entre un 25-40 por ciento. En concreto, disminuyó alrededor de un 15 por ciento
el riesgo de padecer enfermedad isquémica del corazón, un 25 por ciento las
posibilidades de ictus isquémico y un 40 por ciento el riesgo de ictus
hemorrágico. Por otro lado, los expertos también encontraron, como posible
explicación, una significativa relación entre el consumo de fruta y la
disminución de la presión arterial (PA), ya que aquellos que ingerían fruta de
forma habitual poseían una reducción de 3.4 mmHg en sus niveles de PA sistólica
y de un 4.1 mmHg en sus niveles de PA diastólica.
EL
PELIGRO DE LAS BEBIDAS ENERGÉTICAS
Un
estudio ha analizado las complicaciones que se reportaron a la Agencia Francesa
de Seguridad Alimentaria entre enero del 2009 y noviembre del 2012 derivado del
consumo de bebeidas energéticas. Los datos revelaron que casi la mitad fueron
de origen cardiovascular, muy por delante de las psiquiátricas y las
neurológicas. Así, hubo ocho paros cardíacos y muertes súbitas, 46 arritmias
cardiacas, 13 anginas de pecho y tres crisis hipertensivas. El trastorno más
habitual, con 60 casos, fue el llamado «síndrome de la cafeína», caracterizado
por taquicardias, temblores, ansiedad y dolor de cabeza.En este sentido, el
doctor Eduardo Alegría, cardiólogo consultor en la Policlínica Gipuzkoa de San
Sebastián, destaca que «cada vez son más los pacientes que acuden a los
servicios de urgencias con síntomas de taquicardia, palpitaciones, subidas de tensión,
etc., bajo el diagnóstico de 'síndrome hiperadrenérgico', que es cuando a un
corazón sano se le somete a un exceso de estímulos externos, en este caso,
provocados por este tipo de bebidas».
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