martes, 16 de septiembre de 2014

El «check list» que previene la muerte súbita



Muchas personas son portadoras de un defecto cardiaco que, en algunas ocasiones, puede resultar fatal provocando la muerte súbita cardíaca. Sin embargo, una gran mayoría lo desconocen. Su detección precoz sigue siendo un reto para los profesionales, especialmente entre los jóvenes de 15 a 21 años, edad en la que se pueden ofrecer tratamiento eficaces para los afectados. Ahora, documento conjunto de la American Heart Association y el American College of Cardiology propone una serie de elementos clave que puede servir para perfeccionar la detección de enfermedad cardíaca congénita y genética en este grupo de población.

El informe señala que si cualquiera de estos elementos son positivos se recomienda realizar más pruebas, evitando así el screening mediante electrocardiogramas (ECG), una prueba que no se ha demostrado que salve vidas.

«A pesar de que la incidencia de la muerte súbita en jóvenes es poco frecuente, siempre es una tragedia, y desde luego que esta baja frecuencia no mitiga su importancia o impacto en las familias y la comunidad», señala Barry J. Maron, del Centro de Miocardiopatía Hipertrófica de la Fundación Instituto del Corazón de Minneapolis (EE.UU.). Sin embargo, gracias la cobertura mediática de los paros cardíacos que han provocado la muerte súbita de deportistas, reconoce Maron, «se puede haber creado la impresión exagerada de que estos trágicos acontecimientos son mucho más comunes de lo que realmente son o que se limitan a los atletas».

Desfibrilador automático

La declaración, que se recoge en «Circulation» y en «The Journal of the American College of Cardiology», afirma que una difusión más amplia de los desfibriladores externos automáticos (DEA) en lugares de reunión públicos, como estadios y escuelas, puede una forma ser muy eficaz de salvar vidas cuando se produce un paro cardíaco.

Debido a que no hay evidencias de que la incidencia de paro cardíaco sea más común en los atletas que en la población general, los autores de este documento aconsejan los proveedores de salud a utilizar un «check-list» de 14 puntos para hacer un cribado de los jóvenes de 12-25 años de edad para la cardiopatía congénita subyacente o enfermedad del corazón cardiovascular genética. Porque, señala Maron, «los que no hacen deporte tienen las mismas probabilidades de padecer una enfermedad cardíaca genéticas que aumenta el riesgo de muerte súbita». Y, debido a que muchos más jóvenes no deportistas que sí –en EE.UU. sólo el 1% de los estudiantes universitarios y el 30% de los estudiantes de secundaria participan en deportes competitivos- «hay muchas más muertes en los no deportistas que participan en deportes recreativos y actividades diarias normales».

En los últimos años han sido muchos los casos de deportistas, aparentemente sanos, que han fallecido como consecuencia de un paro cardíaco. Ello ha provocado que se soliciten exámenes médicos más exhaustivos para los deportistas, y a la realización de un ECG para estos atletas. Sin embargo, el panel de expertos convocado por la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología, que revisó las datos de muchos países, ha llegado a la conclusión de que el cribado con esta prueba como eje principal no sería eficaz para aquellas personas jóvenes y saludables, al menos EE.UU.

Impulsos eléctricos

El ECG es una prueba que registra la actividad eléctrica del corazón y en algunos casos puede detectar la enfermedad cardíaca congénita que puede conducir a la muerte súbita cardíaca. Los expertos creen que deben ser utilizados cuando un profesional de la salud ha determinado que una persona joven puede tener en mayor riesgo de una anomalía cardíaca basándose en los antecedentes familiares, el examen físico, etc.

Los autores del documento afirman que la razón principal para no proponer el uso del ECG como cribado universal es que no ha demostrado salvar vidas. Además, el valor de la prueba varía en función de la experiencia de aquellos que interpreten sus resultados. Y, apuntan, la evaluación de los ECG pediátricos puede ser particularmente difícil, debido a que el ECG cambia con el crecimiento y el desarrollo.

Además, a pesar que la mayor preocupación es evitar la tragedia de la muerte súbita cardiaca, también hay que considerar el coste de la prueba. Y también sería necesario desarrollar una infraestructura de centros de y expertos para interpretar los ECG, así como la creación de criterios uniformes para la interpretación de los ECG pediátricos. Así, los autores del informe creen que sería mucho mejor aplicar el ‘sentido común’ y llevar a cabo un historial clínica cuidadosa y una exploración física detallada, sin necesidad del ECG.

Antecedentes familiares

La lista de 14 puntos que proponen los expertos se centra en cuestiones relacionadas con sus antecedentes cardiacos -soplos cardíacos, historial de desmayos sin explicación, dolor torácico de esfuerzo o falta excesiva de aire o fatiga durante el ejercicio-, o historial familiar que incluye preguntas sobre muerte prematura o discapacidad debido a la enfermedad del corazón o enfermedades cardíacas conocidas que involucran el músculo del corazón o ritmo cardíaco antes de los 50 años en uno o más miembros de la familia. Desde que se propuso la lista de 2007, se han añadido dos preguntas más: si una persona ha restringido su participación en deportes en el pasado o ha tenido que hacerse un prueba de esfuerzo recomendada por un profesional médico.

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