Filósofos
y científicos han divagado desde el comienzo de los tiempos sobre el propósito
del sueño. Pero, aunque aún nadie ha dado una respuesta definitiva a esta
cuestión, cada vez hay más evidencias que señalan que dormir es imprescindible,
en especial para nuestro cerebro.
La
última evidencia hallada a este respecto señala que las dificultades con el
sueño estarían vinculadas a un aumento del ritmo de disminución del volumen
cerebral, informa Tendencias 21.
Los
resultados de este estudio, llevado a cabo por un equipo de científicos de la
Universidad de Oxford y de la Universidad de Oslo, han aparecido detallados a
principios de septiembre en la edición en línea de Neurology, la revista médica
que edita la Academia Americana de Neurología (AAN).
Características
del estudio
En
la presente investigación participaron 147 adultos de entre 20 y 84 años de
edad. Los investigadores examinaron en cada caso la relación entre tener
dificultades con el sueño (como problemas para conciliarlo o para permanecer
dormido durante toda la noche) y el volumen del cerebro.
Para
ello, los participantes se sometieron a dos registros, por imágenes de resonancia
magnética, de sus cerebros, que distaron temporalmente entre sí una media de
3,5 años. También completaron un cuestionario sobre sus hábitos de sueño.
Un
total de un 35% de los voluntarios cumplían los criterios de "mala calidad
del sueño", lo que supone un promedio de 8,5 puntos sobre 21 en la
evaluación sobre su calidad de sueño, que contemplaba aspectos cómo el tiempo
dormidos, el tiempo dedicado a conciliar el sueño de noche, el uso de
medicamentos para dormir; y otros factores.
Resultados
obtenidos
El
estudio encontró que las dificultades para dormir -a lo largo del periodo de
tiempo que duró el estudio- estuvieron vinculadas con un descenso más rápido
del volumen general del cerebro, en regiones cerebrales incluidas dentro de las
áreas frontal, temporal y parietal. Estos resultados fueron más pronunciados en
las personas mayores de 60 años.
«Aún
no se sabe si la mala calidad del sueño es una causa o una consecuencia de los
cambios en la estructura del cerebro», reconoce una de las autoras del estudio,
la investigadora de la Universidad de Oxford, Claire E. Sexton, DPhil, en un
comunicado de la AAN.
«Hay
tratamientos eficaces para los trastornos del sueño, por lo que, en
investigaciones futuras, habría que comprobar si la mejora de la calidad del sueño
puede reducir la tasa de pérdida de volumen cerebral. Si es así, la mejora de
los hábitos de sueño puede ser un medio importante para mejorar la salud del
cerebro», concluye Sexton.
Otros
efectos nocivos
Además
de la posible contribución del insomnio a la reducción del volumen cerebral, se
ha descubierto que este trastorno puede provocar síntomas similares a los de la
esquizofrenia e, incluso, envenenar el cerebro al favorecer que entren en este
sustancias neurotóxicas que normalmente circulan por la sangre, pero no llegan
al sistema nervioso central ni dañan las neuronas.
Este
efecto se produce porque, debido a la falta de sueño, los vasos sanguíneos de
la barrera hematoencefálica (formación densa de células endoteliales entre los
vasos sanguíneos y el sistema nervioso central) comienzan a degradarse. En
consecuencia, algunos elementos pueden cruzar dicha barrera y llegar al tejido
cerebral, tal y como ha demostrado un estudio reciente llevado a cabo por
científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM).
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