Desde
Senegal hasta Etiopía, como un cruel cinturón que atraviesa el África
subsahariana de este a oeste, la meningitis A amenaza a 300 millones de
personas. Las campañas de vacunación, sobre todo cuando se detectan brotes
epidémicos, pueden evitar hasta un 70% de los casos, pero hasta ahora estas
campañas se enfrentaban a las dificultades logísticas de mantener la cadena de
frío que requieren las vacunas hasta los rincones más remotos de este cinturón
amenazado por la meningitis. Hasta ahora.
Por
primera vez, una nueva vacuna sin necesidad de frío, amadrinada por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), ha demostrado que puede proteger con
éxito a más de 150.000 personas manteniéndose simplemente a temperatura
ambiente.
Esta
vacuna, bautizada como 'MenAfrivac', está fabricada por un laboratorio indio
(Serum Institute) y cuenta con el aval de una alianza internacional que lideran
la OMS y la organización sin ánismo de lucro PATH, y en la que también colabora
la Fundación Bill y Melinda Gates. A diferencia de sus predecesoras (que se
deben conservar entre los dos y ocho grados), puede llegar a mantenerse a
temperatura ambiente (por debajo de los 40ºC) durante cuatro días, sin perder
un ápice de su eficacia.
La
prueba definitiva de esta eficacia se acaba de publicar en la revista Vaccine,
donde científicos de la OMS han demostrado su utilidad en una campaña masiva de
vacunación de 10 días llevada a cabo en Banikoara (Benin). "En realidad no
hay una nueva tecnología, no hay una nueva vacuna", matiza la doctora
Simona Zipursky, responsable del Programa de Vacunación Extendida de la OMS y
coautora del estudio; "se trata de la misma vacuna de la meningitis, pero
probada para demostrar su verdadera estabilidad [a temperatura ambiente]".
Este
estudio piloto (en noviembre de 2012) permitió vacunar a 155.000 personas en
150 pueblos con una cobertura superior al 100%. Sólo nueve viales tuvieron que
desecharse en los 10 días de campaña porque habían superado el límite de cuatro
días a temperatura ambiente, y lo que es más importante, en 2013 no se notificó
en Benin ni un solo caso de meningitis A.
Como
destacan los autores del estudio, liderados por Zipursky, esta terapia supone
una importante ayuda para el llamado último tramo, que va desde el centro
sanitario hasta las aldeas más remotas, en las que la distancia o la falta de
electricidad dificultaba el mantenimiento de la cadena de frío. Por este
motivo, esta alianza internacional trabaja ya en una estrategia similar para
fabricar vacunas sin frío para otras enfermedades, "como el cólera, la
fiebre amarilla o aquellas dirigidas a una población determinada, como la
hepatitis B en recién nacidos o el papilomavirus [en niñas y
adolescentes]", anuncia Zipursky.
Pero
las logísticas no son las únicas ventajas de MenAfrivac. Otro estudio publicado
en paralelo en el último número del Boletín de la Organización Mundial de la
Salud demuestra que esta estrategia de vacunas sin frío puede reducir a la
mitad los costes económicos de una campaña de vacunación masiva de este tipo.
Con datos de otro estudio realizado en tres regiones del Chad en 2011,
investigadores de la OMS calculan que podría reducirse el coste de vacunación
por persona de 0,24 céntimos de dólar a tan sólo 0,12, es decir, 0,8 céntimos
de euro (eso frente a los más de 35 euros de una vacuna antimeningocócica
tradicional).
La
epidemia más grave de meningitis en los países del cinturón se registró en
1996-1997, cuando la enfermedad dejó a su paso más de 25.000 muertos. Más
recientemente, en 2009, se notificaron más de 78.000 casos de meningitis, que
causaron más de 4.000 muertes. Como explica a este periódico el doctor William
Augusto Perea Caro, coordinador del programa de control de epidemias, no se
sabe bien porqué las tasas de meningitis A en esa zona de África son tan
elevadas, "se sabe que hay factores climáticos y humanos que determinan la
intensidad y frecuencia de estas epidemias. Es importante recordar que otros
serogrupos, como el B y el C, son mucho más frecuentes en Europa y las
Américas".
Esta
infección de las meninges que protegen el sistema nervioso central puede ser de
origen vírico (más leve) o bacteriana. En este último caso, la mortalidad puede
llegar al 50% de los casos. La vacunación, como recuerda la ONG Médicos Sin
Fronteras, es crucial para evitar la propagación de nuevos casos en periodos
epidémicos, y sobre todo para proteger a la población más vulnerable, niños y
adultos jóvenes. La duración de la protección que confiere esta terapia podría
alcanzar incluso los 5-10 años.
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