Un
equipo de investigadores del departamento de Psicología de la Universidad de
Oxford (Reino Unido) ha realizado un estudio que sugiere que los videojuegos de
acción pueden ayudar a las personas con dislexia a mejorar su capacidad de
lectura y escritura.
Vanessa
Harrar, una de las autoras del trabajo, publicado esta semana en la revista «Current
Biology», señala que las personas con dislexia –que suponen entre el 5 y el 10%
de la población– suman a sus problemas con la lectura, otras dificultades a la
hora de gestionar las señales sensoriales que hay a su alrededor.
«Imagine
que está conversando con alguien y que de repente oye su nombre por detrás. Su
atención se desplazará de la persona con la que está hablando hacia el sonido
nuevo. Este es un ejemplo de un cambio cruzado de atención sensorial,
particularmente difícil para las personas que tienen dislexia», dice Harrar.
Investigaciones
previas ya habían indicado que los disléxicos tienen dificultades con el
procesamiento auditivo, que se suman a sus problemas visuales. Además,
recientes evidencias han vinculado la integración multisensorial y la dislexia
con a las mismas partes del cerebro.
Estos
hallazgos, y los problemas de Harrar con la lectura y la escritura –ya que ella
misma sufre dislexia–, motivaron que esta científica y sus colegas realizaran
una de las primeras investigaciones para saber más sobre cómo las personas con
este trastorno procesan los estímulos multisensoriales.
Según
explica a Sinc Vanessa Harrar, el equipo realizó un experimento «en el que
participaron 17 voluntarios que habían sido diagnosticados con dislexia y otros
19 participantes de control. Todos ellos con una media de edad de 21 años».
Estímulos
Harrar
señala que se pidió a los participantes que presionaran un botón tan pronto
como oyeran un sonido, vieran un destello o detectaran ambos estímulos a la
vez. Después se analizó matemáticamente la velocidad a la que apretaron el botón.
«Basándonos
en estadísticas, sabemos que la gente es siempre más rápida respondiendo a sonidos
y destellos presentados de forma conjunta, comparado con estos mismos estímulos
por separado», indica.
Los
investigadores también compararon la velocidad al pulsar el botón en función
del orden de los estímulos (llamado efecto de cambio de modalidad, MSE, por sus
siglas en inglés). Los participantes fueron más rápidos cuando los estímulos se
repetían, y más lentos cuando cambiaban.
Además,
los datos mostraron que las personas con dislexia eran particularmente lentas
al pulsar el botón si a un estímulo único de sonido le seguía un estímulo
visual. En otras palabras mostraron una atención lenta, sobre todo cuando se
les pidió cambiar su atención de una luz a un sonido.
Aunque
los investigadores subrayan que son necesarios más estudios en la materia,
sugieren que los programas de entrenamiento para personas con dislexia deberían
tomar en consideración esta asimetría.
«Creemos
que las personas con dislexia pueden aprender asociaciones entre las letras y
sus sonidos más rápido si escuchan primero el sonido y luego ven la letra o
palabra correspondiente. Y los enfoques tradicionales de aprendizaje de lectura
en los que primero se ve y luego se escucha, hacen justo lo contrario», destaca
la experta.
El
equipo de Harrar quiere proponer un enfoque único, no verbal para mejorar la
lectura y la escritura con la utilización de videojuegos de acción. «Creemos
que las personas con dislexia se pueden beneficiar de una técnica que permite
cambiar el foco de atención desde los sonidos a los estímulos visuales
constantemente, como ocurre con los videojuegos, para mejorar su aprendizaje».
«Está
demostrado que los videojuegos de acción mejoran las capacidades multitarea y
podrían ser también beneficiosos para que la gente con dislexia aprenda a
cambiar su foco de atención de una manera más rápida», concluye la investigadora.
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