Sabemos
que son ricos en calcio, vitaminas y proteínas. Sin embargo, al ser fuente de
grasas saturadas de origen animal muchas personas consideran que los lácteos no
son una buena opción para la salud. Un estudio epidemiológico, realizado con
datos de más de 4.000 sujetos, viene a darle la vuelta a esa creencia al
relacionar los yogures, desnatados (eso sí), con un riesgo un 28% menor de
desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con aquellas personas que no
consumen estos productos.
"Esta
investigación recalca que ciertos alimentos pueden tener un papel importante en
la prevención de la diabetes tipo 2 y son relevantes para los mensajes de salud
pública", afirma Nita Forouhi, de la Unidad de Epidemiología Médica en la
Universidad de Cambridge y principal investigadora de este estudio cuyos
resultados se publican en la revista Diabetologia, la publicación de la
Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes.
El
estudio se basó en la selección de datos de una gran investigación, denominada
EPIC-Norfolk, que es un estudio observacional que incluye datos de 25.000
personas que viven en Norfolk (Reino Unido) y que forman a su vez parte de otro
gran análisis de 400.000 ciudadanos europeos. Los investigadores de este
trabajo seleccionaron a 4.255 participantes de este total y llevaron a cabo un
seguimiento de 11 años. Durante ese tiempo, 753 individuos desarrollaron
diabetes tipo 2.
Los
investigadores de la Universidad de Cambridge compararon los registros
detallados que había de cada participante sobre los alimentos y bebidas que
consumieron desde el momento de su entrada en este estudio hasta el fin del
seguimiento. De esta manera, comprobaron que las personas que tomaron más
lácteos fermentados (queso o yogur) bajos en grasa (un consumo medio de 80
gramos al día o lo que puede equivaler a 4,5 porciones de 125 gramos por
semana) tuvieron un riesgo un 24% menor de desarrollar diabetes. Además, cuando
se examinó el efecto del yogur por separado (sin la ingesta de otros lácteos),
se relación con una reducción del riesgo de diabetes del 28%.
El
mecanismo biológico que podría estar detrás de este vínculo positivo para la
salud es la presencia de ciertas sustancias en estos alimentos. "El yogur
tiene vitamina K2 y esto se ha vinculado en algunos trabajos con una menor
resistencia insulínica. También contiene bacterias probióticas que son
antiinflamatorias [la inflamación está asociada a la diabetes] . Además, aunque
contienen grasas de origen animal, el patrón lipídico de los lácteos es
distinto al de la carne y al de los alimentos procesados. No todas las grasas
saturadas son malas", asegura Jordi Salas, investigador del CIBERobn y de
la Universitat Rovira Virgili de Tarragona.
Estos
mecanismos implicados con algunas componentes de los lácteos fermentados deben
confirmarte en un ensayo clínico, insiste Salas, aunque el gran problema de
llevar a cabo estudios de este tipo sobre el efecto de ciertos alimentos es su
precio. "Se necesita una muestra de población muy grande y un seguimiento
de varios años. Son muy caros y difíciles de llevar a cabo. Por ejemplo, no ha
sido fácil conseguir los 10 millones de euros que ha costado el estudio
PREDIMED [siglas de Prevención con Dieta Mediterránea], realizado en España, y
que muestra que el consumo de frutos secos y aceite se vinculan con menor peso
y diabetes. Un estudio como ese sería necesario para confirmar los datos
observados en este con el yogur", concluye este investigador.
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