En
España, según una encuesta del Plan Nacional de Drogas del Ministerio de
Sanidad, en 2011, el consumo de las drogas emergentes parece ser minoritario,
«aproximadamente el 3,6% de la población general entre 15 y 64 años», explica
Rosario Sendino, subdirectora de la Delegación del Gobierno del Plan Nacional
de Drogas. Entre las más prevalentes: las setas mágicas, la ketamina y el
Spice.
En
la misma línea, Enriqueta Ochoa, psiquiatra del Hospital Universitario Ramón y
Cajal de Madrid, señala que «la demanda de atención en los servicios de
Urgencias por sustancias sintéticas es pequeña». También es cierto, agrega, que
«para detectar en la orina las sustancias que han provocado la intoxicación necesitamos
reactivos específicos. Los tenemos para identificar una decena de drogas (como
la cocaína, la metadona, la heroína y el cannabis), pero casi ninguno de las
drogas de diseño (como el cannabis sintético), por lo que seguro que muchas
intoxicaciones de nuevas drogas han pasado desapercibidas».
No
obstante, con los datos de la encuesta española encima de la mesa, se puede
decir que el uso del famoso crystal meth (metanfetamina) «en España es bajito.
No es un fenómeno de consumo considerable como en Estados Unidos», remarca
Sendino. En otros «países del centro, este y norte de Europa sí está siendo un
problema», apunta Benjamín Climent, de la Unidad de Toxicología y
Desintoxicación Hospitalaria del Hospital General Universitario de Valencia. En
España, sin embargo, se consume más cocaína, también una sustancia estimulante.
«Este puede ser el motivo de que la elección por la metanfetamina sea
marginal», apostilla Sendino.
La
expansión de las drogas sintéticas, en todo caso, preocupa cada vez más a los
expertos. Estos productos nacen en laboratorios clandestinos y se desconoce su
composición. Pretenden ser una alternativa a las clásicas heroína, cocaína,
cannabis o éxtasis, e imitan sus efectos euforizantes cambiando la estructura
molecular de los compuestos prohibidos y esquivando así las restricciones
legales.
El
problema de estas drogas es que esconden una peligrosa mezcla de sustancias que
abarcan desde derivados de plantas, fármacos, productos químicos de síntesis,
hongos, etc. Por ello, sus propiedades toxicológicas son prácticamente
desconocidas. «Se carece de información certera sobre los efectos que estas
sustancias producen en los seres humanos», explica Benjamín Climent. «He visto
hemorragias cerebrales, infartos de miocardio y paradas cardiacas en gente
joven por la combinación de anfetaminas con cocaína, cuadros de psicosis por
culpa de hongos alucinógenos y hierbas fumadas como Spice (un cannabinoide
sintético)».
Según
el último informe del Observatorio Europeo de las Drogas, las sustancias de diseño
que con más frecuencia se ofrecen en internet son cuatro productos vegetales
(Kratom, salvia divinorum y dos alucinógenos) y dos sintéticos (catinonas y
cannabinoides). Los primeros, expone Climent, «son derivados de anfetamínicos y
la intoxicación entraña importantes riesgos para la salud: problemas
cardiovasculares, accidentes cerebrales, crisis epilépticas, dependencia y
cuadros psicóticos». En cuanto a los segundos, «desconocemos prácticamente
todo. No sabemos lo que contienen. No hay control de su fabricación, ni
análisis químicos, ni seguridad». De ahí la enorme preocupación para la salud
pública mundial.
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