Si
el nombre no le suena es posible que sea usted hombre o una mujer demasiado
joven. Al resto, es probable que Saldeva le traiga recuerdos de juventud, de
aquella pastilla que podía comprarse para aliviar los dolores de la regla y que
corría de mano en mano por los institutos hace ya décadas.
"Era
un clásico", bromea Santiago Cuéllar, representante de Acción Profesional
del Consejo General de Farmacéuticos. "Este medicamento tuvo su época
dorada en los años ochenta y noventa"; y aunque sigue a la venta en las
farmacias, lo hace como algo residual.
Saldeva,
a base de paracetamol y cafeína, llegó a nuestro país en 1948; aunque no fue hasta
1983 cuando comenzó a venderse sin receta médica (tanto en su formulación
normal de 300 mg, como la dosis de 500 mg -Saldeva forte-). Como explica Nuria
Bosch, 'product manager' del fármaco en la compañía Bayer (que lo comercializa
desde 2005), a partir de ese momento el producto vivió sus años dorados,
gracias a amplias campañas de publicidad en televisión y grandes expositores en
las farmacias.
A
partir de 1997, con la llegada de los medicamentos genéricos, mucho más
baratos, Saldeva comenzó su declive. Aunque como apunta el farmacéutico, también
tuvo que ver en ello un mejor conocimiento de la dismenorrea (los dolores de la
regla): "En aquella época, este problema no era muy conocido desde el
punto de vista fisiológico", prosigue Cuéllar, "y se administraba el
paracetamol por su efecto analgésico".
Hoy
en día, en cambio, los antiinflamatorios (principalmente el ibuprofeno) han
desplazado a la vieja Saldeva como primera opción para aliviar las molestias de
la menstruación (que ya sólo se comercializa en su versión 'forte').
"Sabemos que la inflamación actúa en la dismenorrea", explica Cuéllar,
"y los antiinflamatorios son capaces de reducir el exceso de
contractibilidad que sufren las paredes del útero durante esa fase del
ciclo".
En
dosis no demasiado elevadas, con tan sólo 400 o 600 mg, los antiinflamatorios
como el ibuprofeno son la primera opción recomendada hoy en día para aliviar
estas molestias femeninas; que ganaron visibilidad en los medios de comunicación
gracias en parte a los anuncios de Saldeva que podían verse en televisión.
Y
aunque Bayer no realiza hoy en día ninguna publicidad de Saldeva, Bosch
reconoce que el fármaco sigue teniendo su público. "La compra del producto
se hace por el recuerdo", admite. "Madres que lo usaban y lo recomiendan
a sus hijas de 19 a 25 años, o mujeres más jóvenes, con hijas en torno a los 10
o 12 años, y que lo siguen utilizando como ya hacían en su adolescencia",
explica. Su precio, 6,48 euros, mucho más elevado que otros ibuprofenos y
paracetamoles genéricos, hace que muchas otras mujeres hayan abandonado
definitivamente la pastilla.
Automedicación
La
vieja pastilla con la que 'trapicheaban' muchas adolescentes tenía un
"margen de seguridad muy amplio", como señala Cuéllar, lo que permitía
un cierto margen de autoconsumo sin riesgo ("España siempre ha tenido una
tradición muy alta de automedicación", recuerda Bosch por su parte).
"Era un remedio sencillo, que funcionaba en algunos casos; aunque con el
tiempo ha acabado siendo sustituido por medicamentos más seguros y
eficaces", apunta el representante del CGF.
De
hecho, señala, éste sería un buen ejemplo de cómo el conocimiento de las
enfermedades ha permitido obtener tratamientos cada vez más refinados y
dirigidos contra dianas concretas. "Hubo una temporada en la que también
se recetaba optalidon para las molestias premenstruales, hasta que descubrieron
que algunas mujeres se 'enganchaban' porque uno de sus ingredientes era un
barbitúrico. Y cuando no lo tomaban les dolía la cabeza", recuerda.
Aunque
el ibuprofeno puede resultar útil para aliviar el dolor de la regla en la mayoría
de los casos, existen algunos síntomas que requieren una visita al ginecólogo
para descartar que puedan estar producidos por algún problema más serio. Las
irregularidades en el ciclo, las hemorragias muy intensas, los dolores
incapacitantes o cualquier cambio en lo que suela ser habitual en cada mujer
deberían pasar por la consulta del especialista, que en algunos casos puede
recomendar el uso de anticonceptivos hormonales para regularizar el ciclo menstrual.
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