Como
si de una pócima mágica se tratara, las bebidas estimulantes o «energy drinks»
se orientan, según revelan sus etiquetas, a revitalizar cuerpo y mente y a
dotarnos de una cantidad extra de energía y vitalidad. A pesar de esto, los
expertos no las consideran tan inofensivas como aseguran sus fabricantes y,
como prueba de ello, la Agencia Americana de Medicamentos y Alimentos (FDA, por
sus siglas en inglés) está investigando la relación entre cinco muertes en los
últimos tres años y el consumo de la bebida energética «Monster Energy». En
todos los casos, los fallecidos habían consumido, durante sus últimas 24 horas
de vida, al menos dos latas de esta marca, cuyo contenido en cafeína equivale,
según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) «a la ingesta de catorce
refrescos de cola».
Aunque
los componentes por sí solos no entrañan un riesgo para la salud, sí lo puede
ocasionar un mal uso de los mismos. «No existen estudios que hayan demostrado
que el consumo de estas bebidas tengan efectos negativos, pero sí pueden
convertirse en un problema si se abusa de ellas», advierte el doctor Ángel
Moya, presidente de la sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad
Española del Corazón (SEC).
Causas
inmediatas
Sin
embargo, no hay que olvidar que «los estimulantes que contienen este tipo de
bebidas–taurina, cafeína o guaraná–, elevan la tensión arterial y aumentan el
ritmo cardiaco», advierte Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital
Universitario Quirón Madrid. Unos efectos que pueden incrementarse en pacientes
con problemas de corazón. «La toma excesiva de estos compuestos puede generar
un elevado riesgo, especialmente en personas con patologías de base de origen
cardiovascular, muchas de ellas sin síntomas aparentes», recuerda el doctor
José Antonio García Donaire, experto en riesgo cardiovascular del Hospital USP
San Camilo de Madrid.
Precisamente,
en agosto de este año, la OCU elaboró un estudio para comprobar el contenido en
cafeína de las principales bebidas energéticas –20 tipos y la versión sin
azúcar de cinco de ellas, además de tres refrescos con cafeína– y de los
riesgos de un consumo inadecuado, sobre todo si se mezclan con alcohol. «Con la
cafeína que contienen, un adolescente superaría su tope diario de cien
miligramos con una sola lata de Monster, Rockstar o Zen Republic», indica el
estudio.
Los
eslóganes que hay detrás de muchas de estas bebidas se convierten en el mejor
método para atraer a los jóvenes quienes, además, han establecido como última
moda mezclarlas con alcohol. Para García, el problema de mezclarlo con alcohol
es que los componentes de las bebidas energéticas enmascaran los efectos de la
ingesta de alcohol y genera una potenciación de los efectos secundarios
derivados de una toma excesiva, tanto físicos como psicológicos. Dentro de los
positivos aparecería la euforia,
mientras que como negativos se encuentra la depresión. Por tanto, el riesgo se
multiplica». Esta misma opinión la comparte Moya, quien añade que «no es de
extrañar que algunos jóvenes que abusan de estas bebidas también tomen drogas o
alcohol»
Etiquetado
confuso
A
diferencia de España, en Estados Unidos la legislación sobre este tipo de
bebidas no obliga a los fabricantes a incluir la cantidad de cafeína que contienen
sus productos. «Desde 2003 es obligatorio que la cafeína utilizada como aroma
aparezca en el etiquetado. Si
contiene más de 150 miligramos por litro de cafeína, la legislación establece
la obligatoriedad de añadir la leyenda ‘‘contenido elevado de cafeína’’,
seguida de la cantidad en miligramos por litro», advierten desde la
organización de consumidores. Sin embargo, en las bebidas analizadas,
continúan, «no siempre figura de forma destacada, al igual que el aviso de no
mezclar este tipo de bebidas con alcohol».
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