El
británico John B. Gurdon y el japonés Shinya Yamanaka se han alzado con el
Premio Nobel de Medicina 2012. El prestigioso galardón reconoce a dos científicos
que han revolucionado la medicina regenerativa y han acabado con dogmas científicos
que parecían difíciles de derribar. Sus trabajos científicos han demostrado que
se puede dar marcha atrás al reloj biológico y reprogramar células adultas y
diferenciadas para devolverlas a su estado inicial. Yamanaka y Gurdon tenían
todas las «papeletas» para alzarse con el Nobel de Medicina por sus
investigaciones en este campo y la Academia sueca no ha hecho esperar el galardón.
«Reprogramando
estas células humanas, los científicos han creado nuevas oportunidades para
estudiar enfermedades y desarrollar métodos de diagnóstico y terapia», subraya
la argumentación del premio.
En
2006 cuando media humanidad debatía sobre la conveniencia de legalizar la
clonación y destruir embriones para utilizar sus células madre, Shinya Yamanaka
demostró que bastaba con insertar cuatro genes para transformar una célula de
la piel en una que se comportara como si fuera embrionaria. Ese nuevo tipo
celular, que llamó iPS, era el punto de partida para generar en el laboratorio
neuronas, células musculares, cardiacas... o cualquiera de los más de 220 tipos
celulares de un organismo humano.
Fin
de un debate ético
Fue
un hito científico que abre la puerta a la creación de tejidos y órganos de
recambio, listos para trasplante, sin rechazo inmunológico ni reparos éticos.
Su trabajo zanjó un debate ético sobre el uso de embriones y la clonación terapéutica
al demostrar que para intentar curar ya no era necesario ni crear ni destruir
embriones humanos.
Ese
fue el paso de gigante que dio Yamanaka, pero el genetista John B. Gurdon le
enseñó el camino cuarenta años antes. El científico británico fue el primero en
pensar en ese cambio de concepto al afirmar que la «especialización de las células
es reversible». Formuló la hipótesis y también la comprobó. Lo hizo en ranas,
al reemplazar el núcleo de un óvulo de rana con el núcleo de una célula
intestinal madura del animal, pese a lo cual el óvulo modificado acabó
eclosionandoun renacuajo normal. Ese descubrimiento le permitió llegar a la
conclusión de que «el ADN de la célula madura aún tenía toda la información
necesaria para desarrollar todas las células en la rana».
Los
recortes llegan al premio
Los
ganadores de este premio, dotado con ocho millones de coronas suecas (cerca de
930.000 euros), un 20% menos que el año pasado, siguen en la nómina del Nobel a
los inmunólogos estadounidense Bruce A. Beutler, francés Jules A. Hoffmann y
canadiense Ralph M. Steinman.
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