miércoles, 31 de octubre de 2012

África avanza contra la malaria



Un estudio publicado en el último número de la revista 'The Lancet' ha demostrado que la puesta en marcha en varios países de África de un subsidio global de medicamentos ha conseguido cambios positivos en la lucha contra la malaria.

"África es el hogar del 80 por ciento de los casos de malaria, pero la mayoría de la población no tiene acceso al tratamiento combinado de artemisina (TCA)", explica Kara Hanson de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, en el Reino Unido, una de las autoras principales del nuevo estudio.

El acceso está restringido por suministros de poca confianza por parte del servicio de salud pública, los altos precios y la disponibilidad limitada en el sector privado; por lo tanto, son los antipalúdicos más baratos y menos efectivos los que actualmente dominan el mercado.

Sin embargo, el nuevo estudio incluyó ocho programas piloto nacionales de la Against Malaria Foundation (AMF) en Ghana, Kenia, Madagascar, Níger, Nigeria, Tanzania (incluida Zanzíbar) y Uganda, de los que se evaluaron los cambios en la disponibilidad, el precio y la cuota de mercado en cada país, a través de encuestas representativas a nivel nacional de puntos de venta del sector público y privado de fármacos antipalúdicos, antes y después de la introducción del subsidio de TCA de calidad garantizada (QAACT, por sus siglas en inglés) e intervenciones de apoyo (por ejemplo, campañas de comunicación).

Entre agosto de 2010 y finales de 2011, más de 155 millones de dosis de QAACT fueron subvencionados por la AMF. La disponibilidad de QAACT ascendió a más del doble en cinco países y la cuota de mercado se multiplicó por cuatro; aunque el efecto de la AMF fue más limitado en Níger y Madagascar.

La AMF ha tenido un efecto particularmente dramático en el sector privado, donde la cuota de mercado de QAACT ha experimentado un aumento porcentual superior a los 30 puntos. Además, los precios en la venta privada de QAACT con ánimo de lucro cayeron considerablemente (hasta en un 80%) en seis países. La cuota de mercado de las monoterapias de artemisinina también experimentó importantes descensos en Nigeria y Zanzíbar.

"Sin embargo, no todos los cambios observados se pueden atribuir a la AMF", señalan los autores, "ya que existen algunas pruebas de que los precios ya habían empezado a caer antes de las acciones de la AMF y que su cuota de mercado había comenzado a aumentar, aunque la mayor parte de este aumento se produjo en el sector público".

Según Hanson, "está claro que tocar la cadena de distribución del sector privado puede tener una influencia importante en los tratamientos contra la malaria, su precio, y su calidad, en tan sólo unos pocos meses, pero se necesita más información acerca de si los medicamentos subvencionados están llegando a quienes más lo necesitan".

En un comentario relacionado, algunos de los científicos más eminentes del mundo advierten que, a pesar del éxito del programa, su futuro podría estar en peligro, ya que en noviembre de 2012 la Junta Directiva del Fondo Mundial votará si continuar con la AMF después de diciembre de 2013, o dar por terminado el programa. Existe un fuerte impulso por parte de inversores (aunque no de países) para integrar a la AMF en el modelo ordinario del Fondo Global, en el que los países elegirán el presupuesto que quieren asignar a AMF. Creemos que este enfoque creará inestabilidad en la demanda de artemisinina, bajará el número de fabricantes de TCA, aumentará sus precios, y abandonará a los millones de personas que dependen de la AMF".

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