miércoles, 10 de octubre de 2012

La mejor inversión. Tu salud mental



Las patologías mentales son la causa del 30% de la discapacidad producida por enfermedades. En muchos casos, al sufrimiento que supone tener una enfermedad mental se suma el rechazo social por el desconocimiento y la ignorancia que tiene la sociedad sobre estas enfermedades. Acabar con este rechazo es uno de los objetivos que se persiguen con la celebración, hoy miércoles 10 de octubre, del Día Mundial de Salud Mental, y que tiene como lema La mejor inversión. Tu salud mental.

«Vamos en la dirección adecuada», dijo Ana Mato, ministra de Sanidad ayer, aunque reconoció que aún queda mucho camino por recorrer. A su juicio, «la percepción del enfermo mental ha ido cambiando». Frente a la visión del paciente como algo que se debía «aislar y ocultar», hoy, «con la ayuda de profesionales y el adecuado tratamiento pueden llevar una vida plena». En este cambio, ha ensalzado el papel de la familia, «una pieza clave para afrontar la enfermedad y la reinserción del enfermo».

La ministra ha explicado que, debido a la alta incidencia de las enfermedades mentales y al hecho de que quienes las sufren, en muchos casos, desarrollen otros problemas de salud físicos y el elevado coste social, económico y familiar, hace que «trabajar para promover el estado de buena salud mental sea la mejor inversión que podemos realizar». Mato ha indicado que «al menos un 9% de la población española padece algún tipo de trastorno mental», y hasta el 15% lo desarrollará en algún momento de su vida. De los tres millones de personas con discapacidad, una de cada diez lo es por padecer alguna enfermedad mental.

Coste de la salud mental

Desde el punto de vista económico, el impacto global de los problemas de salud mental en la Unión Europea supone un coste de entorno al 3-4% del PIB. En este cálculo se tienen en cuenta costes directos (cuidados del enfermo) e indirectos (pérdida de productividad y absentismo laboral). Por todo ello, «las repercusiones de la salud mental a nivel laboral, social y económico son muy importantes», y para mejorar la atención, «debe realizarse de forma integral».

Asimismo, recordó que, junto con las Comunidades Autónomas y las sociedades científicas y de pacientes, «trabajamos para alcanzar los objetivos establecidos en la Estrategia de Salud Mental 2009-2013». Se trata de una estrategia que «nos responsabiliza como instituciones sanitarias frente a pacientes y familiares de la protección de la salud mental», al tiempo que «garantiza la equidad, comprensividad, continuidad y accesibilidad a tratamientos de calidad en toda España».

Inversión real y mantenida

Sin embargo, la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES) ha querido trasladar, tanto a las administraciones públicas como al conjunto de la sociedad, el mensaje de que es necesaria esa «inversión» en dos sentidos. Por una parte económica, para «mantener y mejorar» los recursos en salud mental. Y en segundo lugar porque «todos debemos invertir tiempo y atención a nuestra propia salud mental y la de las personas de nuestro entorno».

El presidente de esta entidad, José María Sánchez Monge, defiende el derecho de cualquier persona con enfermedad mental a «recibir un tratamiento completo» que incluya no solo la medicación, sino también psicoterapias y apoyos para «la recuperación personal y la integración». Y denuncia que «no se puede justificar que a una persona con enfermedad mental se le retire la atención en ningún caso», sostuvo Sánchez Monge, quien en este sentido mostró su preocupación por que los recortes de las distintas administraciones públicas perjudiquen al más del millón de personas que presenta un trastorno mental grave en España.

Deterioro en la calidad de vida

Desde la Confederación que reúne a 288 asociaciones de personas con enfermedad mental y familiares de toda España advierten de que «si siguen las reducciones presupuestarias, no se apoyan los programas desde el ámbito sociosanitario y se reduce la atención a las recetas médicas y los servicios de urgencias, daremos un gravísimo salto hacia atrás en la calidad de vida de decenas de miles de personas.»

Por ello, desde FEAFES confían en que la administración sea consciente de la gravedad de la situación y mantenga vías de financiación para los distintos servicios y programas de atención en salud mental.

En este sentido, desde FEAFES proponen desarrollar un modelo de atención «cercano y continuado» que se centre en las capacidades de recuperación de cada persona. De este modo, según FEAFES, se conseguiría no sólo mejorar la vida de las personas con enfermedad mental y sus familias, sino también un importante ahorro en las cuentas públicas.

«Un buen seguimiento consigue ahorrar en las partidas más costosas: los ingresos hospitalarios y la medicación. Y una prevención eficaz evitaría buena parte del gasto público durante el resto de la vida de esa persona», argumentó Sánchez Monge.

Inversión en investigación

Algo similar también se reclama desde Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM). España, dicen, es uno de los países de la Unión Europea en los que el porcentaje de gasto en salud mental frente al gasto total en salud es menor. Detrás tan sólo se sitúa Letonia, Francia, Portugal, República Checa y Eslovaquia.

«Estamos en un momento de crisis y entendemos que hay que ajustar aún más los recursos disponibles», señala el director científico de CIBERSAM, Celso Arango, «pero aún así, dentro de los presupuestos, existe una desproporción entre lo que reciben para investigar otras patologías respecto a las mentales o enfermedades del cerebro. Los años de vida perdidos por discapacidad de las personas que tienen enfermedades neuropsiquiátricas son mucho mayores que los de otras patologías que reciben el doble de la financiación asignada a la salud mental», denuncian.

Contra los prejuicios

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, FEAFES ha presentado «La Primera Etiqueta», un vídeo donde una persona con enfermedad mental muestra que es mucho más que la etiqueta «enfermo» y los prejuicios que en muchas ocasiones acompañan a este tipo de trastornos.

A través de la aparición de otras «etiquetas» -hermano, trabajador, amigo, soñador y papá- se muestra cómo cualquier persona es mucho más que «la primera etiqueta» que podemos adjudicarle, y más en el caso de una persona con un problema de salud mental.

El anuncio está inspirado en la vida real del protagonista, Carles Peñarroya. Para este barcelonés, el vídeo consigue «dejar el trastorno en un tercer plano» y «refuerza la idea de que una persona es lo que hace y lo que consigue». Peñarroya se lamenta de que, para buena parte de la sociedad, la imagen de una persona con enfermedad mental sea la de «alguien internado en un hospital, o arrinconado sin hacer nada en el sofá y que no se entera de nada». Una idea, según él, muy «alejada de la realidad».

La salud mental en cifras

Una de cada cuatro personas, el 25% de la población mundial, tendrán un trastorno mental a lo largo de su vida.

450 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por una enfermedad mental que dificulta gravemente su vida.

En España entre el 2,5 y el 3% de la población adulta tiene una enfermedad mental crónica. Esto supone más de un millón de personas.

Un 9% de la población española padece algún tipo de trastorno mental, y hasta el 15% lo desarrollará en algún momento de su vida.

De los tres millones de personas con discapacidad, una de cada diez lo es por padecer alguna enfermedad mental.

La depresión sigue siendo la patología más frecuente y en la mayoría de las ocasiones cursa de forma leve a moderada.

Un 1% de la población mundial desarrollará alguna forma de esquizofrenia a lo largo de su vida.

Entre un 35 y un 50% de las personas con enfermedad mental de los países occidentales no recibe ningún tipo de tratamiento.

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