La
gripe es la causante de entre el 10 por ciento y el 14,8 por ciento de las
incapacidades transitorias anuales que se producen en España. Además, se
calcula que afecta a entre un 5 y un 15 por ciento de la población y que, en la
Unión Europea --según el Centro Europeo para el Control de la Enfermedad--,
ocasiona hasta 40.000 muertos cada año, con una demanda elevada de servicios de
salud y un alto impacto sanitario y económico.
Por
estos motivos, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología
Clínica (SEIMC) ha recomendado la vacunación de la gripe estacional todos los
años, fundamentalmente entre los meses de octubre y noviembre, ya que gracias a
esta vacunación se puede reducir la morbimortalidad, disminuir la transmisión
del virus, y proteger la integridad del sistema sanitario español.
"La
mejor manera de evitar la enfermedad es mediante la vacunación. Ésta se
recomienda fundamentalmente a las personas que tienen un mayor riesgo de
presentar complicaciones en caso de padecer la gripe, para las que pueden
transmitir la enfermedad a otras que tienen un alto riesgo de complicaciones y
aquellas que, por su ocupación, proporcionan servicios esenciales en la
comunidad", ha asegurado el miembro de la SEIMC, Tomás Pumarola.
En
concreto, los grupos de población en los que se recomienda la vacunación
antigripal son los bebés mayores de 6 meses con enfermedades crónicas
--cardiovasculares, pulmonares o metabólicas--, o algún tipo de
inmunodeficiencia; las personas mayores de 65 años; las mujeres embarazas, los
profesionales sanitarios y las personas que trabajan o conviven con personas
con alto riesgo de tener complicaciones por la gripe.
Y
es que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que para el año
2015 se alcance la tasa del 75 por ciento de personas mayores de 65 años
vacunadas frente a la gripe. Actualmente se vacunan en torno al 25 por ciento
de la población mayor de 18 años, alcanzando hasta alrededor del 65 por ciento
en los grupos de riesgo --ancianos y enfermos crónicos--.
"La
mejor forma de prevenir el contagio es evitar el contacto con personas enfermas
ya que la gripe es una enfermedad que se trasmite de persona a persona por
gotitas respiratorias producidas por la tos y estornudos, o incluso al hablar.
Con menor frecuencia la gripe se puede trasmitir a través del contacto con
superficies u objetos con presencia del virus e inoculación posterior al
tocarse la propia boca o nariz. La mayoría de personas pueden infectar a otras
desde el primer día antes del inicio de los síntomas de gripe hasta 5 a 7 días
después del inicio de los mismos", ha concluido el experto.
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