Los
hombres que son diagnosticados de azoospermia, es decir, que son infértiles
debido a la ausencia de espermatozoides en la eyaculación, son más propensos a
desarrollar cáncer que la población general, según concluye un estudio dirigido
por la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. En
concreto, el diagnóstico de azoospermia antes de los 30 años conlleva un riesgo
de cáncer de ocho veces más, según la investigación.
"El
riesgo de un hombre con azoospermia de desarrollar cáncer es similar al de un
hombre diez años mayor", señaló Michael Eisenberg, profesor asistente de
Urología de la Facultad de Medicina y director de Medicina Reproductiva
Masculina y Cirugía en el Hospital de Stanford, además de autor principal del
estudio, que se publica este jueves en la edición digital de 'Fertility and
Sterility'.
Los
diagnósticos de infertilidad masculina y azoospermia son sorprendentemente
comunes en Estados Unidos. Cerca de 4 millones de hombres, el 15 por ciento de
edades de 15 a 45 años, son infértiles; de los cuales unos 600.000, alrededor
del 1 por ciento de las personas en edad reproductiva, padecen azoospermia.
"Hay
evidencia de que la infertilidad puede ser un barómetro de la salud general de
los hombres -destacó Eisenberg--, y algunos estudios han encontrado una
asociación de la infertilidad masculina con el cáncer testicular". Según
este experto, el nuevo estudio no sólo asigna la mayor parte del aumento de
riesgo de cáncer de los hombres infértiles a las personas con azoospermia, sino
que también sugiere que este riesgo se extiende más allá del cáncer testicular.
Eisenberg
realizó la mayor parte del análisis para el estudio de la Universidad de
Stanford a partir de datos recogidos en el Registro de Cáncer de Texas y el
'Baylor College of Medicine' en Houston, donde completó sus estudios de
medicina.
La
población del estudio, en el que también participaron Larry Lipshultz y Dolores
Cordero, profesora de Urología de Baylor, fue 2.238 hombres infértiles que
fueron atendidos en una clínica de andrología Baylor en 1989-2009. La edad
media fue de 35,7 cuando fueron evaluados por primera vez por la causa de su
infertilidad y 451 tuvieron azoospermia y 1.787 no.
La
azoospermia puede surgir por dos razones: la obstructiva, que es causada por un
bloqueo que impide que el abundante esperma producido en los testículos llegue
a la eyaculación, y la no obstructiva, cuando los testículos no producen
suficiente esperma para su expulsión en la eyaculación, muy probablemente por
alteraciones genéticas.
Una
cuarta parte de los hombres con esta condición en el estudio sufría la variedad
no obstructiva, además de que una cuarta parte de todos los genes en el genoma
humano juegan un papel en la reproducción, indicó Eisenberg, así que hay un
montón de maneras para que la capacidad de engendrar hijos vaya por mal camino.
Después
de someterse a un análisis de semen, los hombres fueron seguidos durante una
media de 6,7 años para ver cuál de ellos se incluyó en el Registro de Cáncer de
Texas. Sus tasas de incidencia de cáncer diagnosticados fueron comparadas con
las estadísticas del cáncer con diagnósticos ajustados a la edad de los hombres
de Texas en general.
En
total, 29 de los 2.238 hombres infértiles desarrolló cáncer en un periodo
promedio de 5,8 años a partir de su análisis de semen a su diagnóstico de
cáncer. Esto contrasta con una previsión de 16,7 casos, sobre una base ajustada
por edad, para la población masculina de Texas en general. Esto significaba que
los hombres infértiles registraron 1,7 veces más de probabilidades de
desarrollar cáncer que los de la población general, lo que se considera un
riesgo moderadamente aumentado.
Pero
comparar el riesgo de cáncer de los hombres infértiles azoospérmicos y no
azoospérmicos reveló una disparidad importante: los hombres con azoospermia
tenían un riesgo sustancialmente elevado, de casi tres veces más de
probabilidades de ser diagnosticado de cáncer que los hombres en la población
general. Los hombres infértiles que no sufrían azoospermia, en cambio,
mostraron un aumento estadísticamente significativo del riesgo de cáncer de
sólo 1,4 veces mayor que la de los hombres en la población general.
Al
excluir a los hombres cuyo diagnóstico de cáncer se produjo a los de dos o tres
años de su evaluación de infertilidad, los científicos fueron capaces de
descartar la posibilidad de que la azoospermia causada por un cáncer no
diagnosticado había afectado a las estadísticas.
Aunque
que el estudio no fue lo suficientemente grande para delinear qué tipos
específicos de cáncer elevaron las tasas de incidencia de los hombres
azoospérmicos, los diagnósticos que recibieron cubrieron una amplia gama de
tipos de cáncer: tumores de cerebro, próstata y estómago, así como melanoma,
linfoma, cáncer testicular y cáncer del intestino delgado.
Los
hallazgos sugieren que los defectos genéticos que dan lugar a azoospermia
también puede aumentar ampliamente la vulnerabilidad de un hombre al cáncer, resumió
Eisenberg, quien apoya la idea de que la vulnerabilidad a la azoospermia y el
cáncer puede compartir causas genéticas comunes.
Lo
más sorprendente de todo, según el autor principal, era el riesgo de cáncer
entre los hombres con azoospermia a los que se les había detectado la condición
antes de los 30 años: tenían más de ocho veces más de probabilidades de
desarrollar posteriormente cáncer que los hombres de la población general de
Texas de la misma edad. En contraste, no hubo ninguna relación entre la edad de
análisis del semen y el riesgo de cáncer para los hombres sin azoospermia.
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