Investigadores
españoles parecen haber dado un paso para encontrar una prueba de sangre que
sirva para diagnosticar precozmente la enfermedad de Alzhéimer. Los
investigadores, cuyo trabajo se publica en The Journal of Alzheimer's Disease,
han identificado unos péptidos, presentes en la sangre, que están vinculados a
esta enfermedad.
El
sueño de identificar y diagnosticar el alzhéimer no es nuevo. Los
investigadores buscan proteínas, péptidos, anticuerpos o lo que sirva para
poder adelantarse a este enfermedad. Éste no es el primer trabajo que persigue
diagnosticar el alzhéimer con un sencillo análisis de sangre; ya en 2007, un
equipo de EE.UU. y Europa avanzó estas posibilidad, aunque no lograron
resultados.
El
estudio realizado por la compañía española Araclon Biotech se apoya en la
creciente investigación que apoya la teoría de que un grupo de péptidos, los
denominados beta-amiloide, que se encuentran de forma natural en el cuerpo, son
los principales contribuyentes de esta patología. A través de un proceso, hasta
ahora poco claro para la ciencia, hay una acumulación de estos péptidos en el
cerebro que durante un periodo de años causa problemas de memoria y otros síntomas
asociados con la enfermedad.
El
equipo de Manuel Sarasa ha estado perfeccionando los test sanguíneos «ABtest40»
y «ABtest42» para poder detectar cantidades muy pequeñas de dichos péptidos en
sangre. «El estudio ha demostrado que nuestros tests para la beta-amiloide en
sangre detectan un alto grado de asociación entre los niveles del péptido y la
enfermedad cuando se comparan personas sanas e individuos con deterioro
cognitivo leve», explica el experto a través de un comunicado.
Biomarcador
fiable
El
investigador explica que su equipo ha sido capaz, gracias a la valoración de
dos de los péptidos más importantes, beta-amiloide 40 y beta-amiloide 42, en
tres niveles diferentes de la sangre -liberados en plasma, ligados a los
componentes del plasma y ligados a las células sanguíneas-, «de mostrar una
relación entre dichos niveles y la enfermedad». Y esto significa, «que estamos
más cerca de tener un biomarcador fiable y mínimamente invasivo para la
enfermedad de Alzhéimer».
Sarasa
aclara que gracias a esta información, «se podrá identificar antes a aquellas
personas para que puedan participar en estudios en los que prueban nuevos
tratamientos en las etapas tempranas de la enfermedad y, una vez que se
encuentre un tratamiento eficaz, este test sanguíneo se adaptaría para ser
utilizado en programas de cribado poblacional».
El
investigador, que ha declinado hacer declaraciones, dijo en un comunicado que
ya está en marcha un estudio con 255 pacientes y que está tratando de confirmar
estos resultados con otros grupos similares de pacientes en todo el mundo.
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