Científicos
del Grupo Norteamericano de Ginecología Oncológica (GOG, en sus siglas en
inglés), en colaboración con varios hospitales españoles, han descubierto que
el uso del antitumoral bevacizumab permite mejorar "de forma
significativa" la supervivencia global frente al cáncer de cérvix o cuello
de útero avanzado, lo que convierte a este fármaco en la primera terapia
biológica que muestra una mejora significativa en estas pacientes.
En
concreto, los resultados presentados durante la reunión anual de la Sociedad
Americana de Oncología Médica (ASCO, en sus siglas en inglés), que se celebra
en Chicago (EE.UU), muestran como el uso de este fármaco, que Roche
comercializa con el nombre de 'Avastin', en combinación con quimioterapia logra
reducir un 29 por ciento el riesgo de muerte.
Además,
las pacientes logran supervivencia global media de 17 meses, frente a los 13,3
meses que ofrece el tratamiento estándar solo con quimioterapia (placlitaxel y
topotecan o cisplatino).
España
ha sido el único país europeo que ha colaborado en este estudio, gracias al
Grupo Español de Investigación en Cáncer de Ovario (GEICO), y los hospitales
participantes han sido el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, el Hospital La
Paz y el Gregorio Marañón de Madrid, el Instituto Valenciano de Oncología
(IVO), el Instituto Catalán de Oncología (ICO) de Girona y el Hospital Son
Llatzer de Mallorca.
Según
ha explicado la oncóloga del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona y principal
investigadora española del estudio, Ana Oaknin, esta enfermedad se considera
una "patología huérfana" ya que, aunque cada año se detectan en
España unos 2.100 nuevos casos, actualmente hay una escasez de opciones
terapéuticas disponibles para los tumores avanzados.
Esto
se debe a que generalmente su diagnóstico se produce antes de que el tumor se
disemine, lo que permite una supervivencia del 90 por ciento a los 5 años. Sin
embargo, cuando la enfermedad se ha extendido, algo que sucede en mayor parte
en países en desarrollo, la supervivencia a largo plazo se reduce al 20 por
ciento.
Para
estas mujeres, el estudio 'GOG240' con 452 mujeres ha demostrado que el uso de
bevacizumab ofrece una logra disminuir el tamaño del tumor en un 48 por ciento
de los casos (frente al 36% que consigue la quimioterapia).
Esto
se consigue gracias a que el fármaco actúa inhibiendo la angiogénesis, proceso
que "juega un papel altamente relevante en cáncer de cérvix" ya que
"está implicada en su desarrollo desde el mismo momento en que se produce
en la paciente la infección por el virus del papiloma humano (VPH) y constituye
un factor de mal pronóstico".
PRIMERA
MEJORA DE SUPERVIVENCIA EN CASI UNA DÉCADA
"Hablamos
de mujeres jóvenes con una supervivencia que no suele superar la cifra de los
10 meses", ha recordado la doctora Oaknin, quien destaca que se trata de
la primera mejora de supervivencia en casi una década.
Además,
en términos de seguridad el añadir bevacizumab al régimen de quimioterapia no
reveló la aparición de nuevos efectos secundarios que no fueran manejables o
bien se trataba de los conocidos previamente en otros estudios con el
antiangiogénico, que tiene además indicaciones aprobadas en otros tumores como
mama, colon, pulmón y ovario.
Precisamente
dentro de los tumores ginecológicos en Chicago también se ha presentado el estudio
internacional ROSiA en cáncer de ovario avanzado, en el que España ha sido el
máximo reclutador.
En
este caso, participaron 59 hospitales españoles que incluyeron 180 pacientes
con este tumor (de un total de 1.039). El objetivo primario ha sido evaluar el
perfil de seguridad de bevacizumab cuando se añade a un régimen de
quimioterapia con carboplatino y paclitaxel como tratamiento en primera línea
del cáncer epitelial de ovario, carcinoma de trompas de Falopio o carcinoma
peritoneal primario.
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