Con
nada menos que 118.000 personas en lista de espera para recibir un órgano, los
especialistas en trasplante de EEUU no dejan de idear nuevas iniciativas para
intentar aumentar el número de donantes potenciales.
El
equipo de Andrew M. Cameron, de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore
(EEUU), llevaba tiempo intentando encontrar la manera de aprovechar la
popularidad de las redes sociales y su capacidad para aglutinar tendencias. A
principios de 2012 estos científicos decidieron ponerse en contacto con
Facebook y proponerles una sencilla aplicación para que sus usuarios pudieran
contribuir a la causa de las donaciones.
La
red accedió a cambiar ligeramente el diseño de su página de manera que en cada
perfil estadounidense apareciera la opción de hacer público un estatus de
'donante de órganos'. Si se elegía esta posibilidad, la web redirigía al
usuario directamente al registro oficial de donantes y enviaba un mensaje
directo a sus contactos informándoles de la declaración. Además, este mensaje
también ofrecía a los destinatarios la posibilidad de incribirse como donantes
de órganos.
Resultados
Cameron
y su equipo decidieron realizar un seguimiento de los efectos de la campaña y,
cuando observaron la actividad del registro oficial de donaciones, contemplaron
un más que significativo aumento en las cifras. Sólo en el primer día de la
campaña 57.451 usuarios de Facebook actualizaron su perfil anunciándose como
donantes, lo que se tradujo en "13.054 nuevos registros on-line, lo que
representa un aumento 21 veces superior sobre la media de registros diarios,
que rondaba las 616 notificaciones", explican los investigadores en las
páginas de la revista 'American Journal of Transplantation'.
Este
pico de actividad, subrayan, fue notable en todos los estados de EEUU y se
mantuvo en menor medida en los días siguientes al lanzamiento de la campaña. En
unas semanas, el número de nuevos registros volvió a descender hasta alcanzar
las cifras habituales, lo que según Cameron, sugiere que hay que seguir
trabajando para mantener la 'viralidad' de la acción.
Al
contrario que el estadounidense, Rafael Matesanz, director de la Organización
Nacional de Trasplantes (ONT), consiera que este tipo de iniciativas no son muy
fructíferas. "No hay un sólo ejemplo en el mundo de que estas campañas se
hayan traducido en donantes reales", explica.
El
propio Cameron reconoce que "se necesitarán décadas" para saber si su
iniciativa tiene algún tipo de traducción en la práctica clínica, pero Matesanz
va más allá. "Creo que este tipo de iniciativas sólo sirven para convencer
a los que ya están convencidos, porque cambiar la opinión de alguien en este
tema es muy difícil. Por otro lado, continúa "la posibilidad de dar una
información veraz a través de las redes sociales es muy complicada. El hecho de
que la ONT sea un organismo público le da una serie de responsabilidad en
cuanto a los mensajes emitidos que una entidad privada no tiene y que hace más
difícil este abordaje. No nos podemos permitir el más mínimo error en un tema
tan sensible", señala.
De
cualquier manera, Matesanz recuerda que la situación de los trasplantes en
España dista mucho de la de EEUU. "Siempre se necesita aumentar las
donaciones, pero la desproporción entre la oferta y la demanda en ambos países
no tiene nada que ver. España es el único país que en estos años ha mantenido a
raya la lista de espera. Si extrapolásemos la lista de espera española a la
población estadounidense, estos 118.000 se convertirían en unos 35.000, menos
de la tercera parte", concluye.
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