Los
ministros de Sanidad de los Veintisiete han alcanzado este viernes un acuerdo
político sobre la directiva de productos del tabaco, que obligará a que las
advertencias sobre los riesgos de fumar -combinando texto e imágenes- cubran el
65% de la superficie de las cajetillas de tabaco que se venden en la UE, frente
al 40% que es obligatorio en la actualidad.
La
nueva norma entrará probablemente en vigor en un plazo máximo de tres años y
medio, según ha dicho el comisario de Sanidad, Tonio Borg.
Con
el fin de lograr un compromiso, la presidencia irlandesa ha diluido
considerablemente la propuesta original de la Comisión, que preveía que las
advertencias cubrieran el 75% de la superficie frontal y posterior de los
paquetes.
Aún
así, Polonia, República Checa, Rumanía y Bulgaria han votado en contra alegando
que la norma perjudicará a su industria y sus agricultores. "No debemos
sacrificar la vida de nuestros niños por los intereses de nuestra
industria", les ha respondido el ministro irlandés de Sanidad, James
Really, cuyo país ocupa la presidencia de la UE.
Los
Estados miembros tendrán libertad para introducir reglas más estrictas sobre el
empaquetado, como las cajetillas genéricas, aunque deberán notificarlo a
Bruselas.
La
nueva directiva, que todavía debe pactarse con la Eurocámara, prohíbe los
cigarrillos con sabores, como fresa o vainilla, que han surgido en los últimos
años, así como los mentolados. El objetivo es hacer que los productos del
tabaco resulten menos atractivos, en particular para los jóvenes.
Se
trata de "garantizar que el tabaco es tabaco, se parece al tabaco y sabe
como el tabaco", ha dicho la secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas.
A su juicio las nuevas normas permiten "realmente apostar por un 2% en la
reducción de consumo de tabaco y como se ha puesto de manifiesto en España una
mejora en la salud de los ciudadanos" y reducir el número de jóvenes que
empiezan a fumar.
No
obstante, y para lograr un compromiso, la presidencia irlandesa ha renunciado a
prohibir los cigarrillos ultrafinos.
El
compromiso final deja además en manos de los Estados miembros la posibilidad de
prohibir las ventas transfronterizas a distancia por considerarse que es un modo
muy eficaz de controlar el suministro de productos del tabaco que no se ajusten
a la normativa, en especial a los jóvenes.
La
nueva directiva establece que los nuevos productos de tabaco deberán requerir
una notificación previa antes de comercializarse.
Por
su parte, los cigarrillos electrónicos podrán seguir comercializándose por
debajo de determinado nivel de nicotina, pero también deberán incluir
advertencias sobre sus riesgos para la salud. Si superan el umbral, sólo se
permitirán si están autorizados como productos médicos.
Alrededor
de 700.000 europeos mueren cada año por enfermedades relacionadas con el tabaco.
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