La
estimulación cerebral no invasiva puede ayudar a los sobrevivientes de un
derrame cerebral a recuperar la función del habla y lenguaje, según una nueva
investigación publicada en la revista 'Stroke', de la Asociación Americana del
Corazón. Entre el 20 y el 30 por ciento de los sobrevivientes de accidentes
cerebrovasculares tienen afasia, un trastorno que afecta a la capacidad de
comprender el lenguaje, leer, escribir o hablar.
"Durante
décadas, un experto en el habla y una terapia del lenguaje ha sido la única
opción terapéutica para los supervivientes del accidente cerebrovascular con
afasia", afirma Alexander Thiel, autor principal del estudio y profesor
asociado de Neurología y Neurocirugía en la Universidad de McGill en Montreal,
Quebec, Canadá. "Estamos entrando en una época emocionante en la que
podría combinarse en el futuro terapia del habla y el lenguaje con la
estimulación cerebral no invasiva antes de la recuperación", añade.
A
su juicio, esto podría dar lugar a "principios y recuperación de la afasia
más eficiente y también tener un impacto económico". En el pequeño
estudio, los investigadores trataron a 24 sobrevivientes de accidentes
cerebrovasculares con varios tipos de afasia en rehabilitación hospitalaria en
'Rehanova and Max-Planck-Institute' para la investigación neurológica en
Colonia, Alemania, de los cuales 13 recibieron una estimulación magnética
transcraneal (TMS, en sus siglas en inglés) y 11, estimulación simulada.
El
dispositivo de TMS es una bobina magnética portátil que proporciona la
estimulación de baja intensidad y provoca contracciones musculares cuando se
aplica sobre la corteza motora. Durante la estimulación simulada se coloca la
bobina sobre la parte superior de la cabeza en la línea media donde hay un gran
vaso sanguíneo venoso y no una región del cerebro relacionada con el lenguaje.
La
intensidad de la estimulación fue de menor intensidad para los participantes
que todavía tenían sensación en la piel, pero no se les indujo corrientes
eléctricas efectivas en el tejido cerebral. Los pacientes recibieron 20 minutos
de TMS o estimulación simulada seguidas de 45 minutos de terapia del habla y
lenguaje durante diez días.
Las
mejorías de los grupos tratados con TMS "fueron, en promedio, tres veces
mayores que el grupo de al que no se administró TMS", destacaron los
investigadores. "TMS tuvo su mayor impacto en la mejora de la anomia, la
incapacidad para nombrar objetos, que es uno de los síntomas más debilitantes
de afasia", afirmó Thiel.
Los
investigadores, en esencia, cerraron la parte activa del cerebro para que el
lado afectado por el derrame cerebral pudiera volver a aprender el idioma.
"Esto es similar a la rehabilitación física donde el miembro no afectado
está inmovilizado con una férula para que los pacientes deban utilizar la
extremidad afectada durante la sesión terapéutica", explicó Thiel.
"Creemos
que la estimulación cerebral es más eficaz si se hace de forma temprana, dentro
de las cinco semanas siguientes al accidente cerebrovascular, ya que los genes
que controlan el proceso de recuperación están activos durante este periodo de
tiempo", apostilló este experto.
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