Ranas,
perros, ballenas o caracoles pueden hacer crecer nervios tras una lesión, pero
los seres humanos y los primates no son capaces. Una nueva investigación del
Instituto Salk, en La Jolla, California, Estados Unidos, sugiere que una
pequeña molécula puede ser capaz de "convencer" a los nervios dañados
para crecer de nuevo y volver a conectar de manera efectiva los circuitos.
Este
hallazgo, que se publica en la edición de este martes de 'Plos Biology', podría
conducir a terapias para las personas con severas lesiones en la médula espinal
y parálisis. "Implica que podríamos ser capaces de imitar los procesos de
reparación neuronales que ocurren de forma natural en los animales inferiores,
algo que sería muy emocionante", dice el autor principal del estudio, Salk
Kuo-Fen Lee.
Para
recuperar la función de un nervio dañado, sus largas extensiones de transmisión
de señales conocidas como axones necesitan crecer y establecer nuevas conexiones
con otras células. En un estudio publicado el pasado verano en 'Plos One', Lee
y sus colegas encontraron que la proteína p45 promueve la regeneración del
nervio evitando la inhibición de un nuevo crecimiento de la vaina del axón
(conocida como mielina).
Sin
embargo, los seres humanos, los primates y algunos otros vertebrados más
avanzados no tienen p45. En su lugar, los investigadores descubrieron una
proteína diferente, p75, que se une a la mielina del axón cuando se produce
daño en el nervio, de forma que, en lugar de promover la regeneración del
nervio, p75 detiene el crecimiento en los nervios dañados.
"Podemos
especular con que el cerebro tiene tantas conexiones neuronales que esta
regeneración no es absolutamente necesaria", argumenta Lee. En el nuevo
estudio, estos expertos observaron cómo dos proteínas p75 se unen entre sí y
forman un par que se engancha en los inhibidores liberados de la mielina
dañada.
Mediante
el estudio de las configuraciones de las proteínas en soluciones utilizando la
tecnología de resonancia magnética nuclear (NMR, por sus siglas en inglés), los
investigadores encontraron que la promoción del crecimiento de p45 podría
interrumpir la pareja de p75. "Por razones que no se entienden, cuando p45
entra, rompe la pareja en pedazos", señala Lee, titular de la Cátedra
McLoraine Helen en Neurobiología Molecular.
Además,
la proteína p45 era capaz de unirse a la región específica en la proteína p75
que es crítica para la formación del par p75, disminuyendo así la cantidad de
pares de p75 que se unen a inhibidores liberados por la mielina. Con menos
pares p75 disponibles para unirse al inhibidor de señales, los axones fueron
capaces de volver a crecer.
Los
resultados sugieren que un agente, p45 u otra molécula perturbadora, puede
romper efectivamente el par p75 para ofrecer una posible terapia para el daño
de la médula espinal. Uno de los métodos de la terapia podría ser introducir
más proteína p45 a las neuronas lesionadas, pero una táctica más inteligente
podría ser administrar una molécula pequeña que atasque la unión entre las dos
proteínas p75, dice Lee.
"Tal
agente posiblemente podría pasar a través de la barrera sangre-cerebro y llegar
al sitio de las lesiones de la médula espinal", adelanta. El siguiente
paso será ver si la introducción de p45 ayuda a regenerar los nervios humanos
dañados, que es lo que, según Lee, esperan hacer en el futuro.
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