El
sistema nervioso es fundamental en el mantenimiento de la piel y se sospecha
que también podría jugar un papel importante en el desarrollo de los tumores.
Una investigación internacional muestra que, como se sospechaba, al menos en el
cáncer gástrico el nervio vago contribuye de forma importante a la formación
del tumor.
Este
nervio craneal nace en bulbo raquídeo, baja por ambos lados del cuello y, a
diferencia de lo que pudiera sugerir su nombre (vago), inerva casi todos los órganos
del tórax y del abdomen: la faringe, el esófago, la laringe, la tráquea, los
bronquios, el corazón, el estómago, el páncreas, el hígado y otras vísceras.
Precisamente por su complejo trayecto recibe el nombre de vago, vagus en latín,
o vagamundo, que significa errante.
Los
tumores que surgen del tejido que recubre el estómago en el cáncer gástrico son
alimentados por fibras de este nervio vago que liberan el neurotransmisor
acetilcolina, según sugiere un trabajo de la Universidad de Columbia que se
publica en el último número de Science Translational Medicine. El bloqueo de la
liberación de este neurotransmisor podría ser una técnica potente para frenar
el desarrollo de este cáncer, que constituye el 10% de todos los tumores
malignos que se diagnostican cada año en el mundo, con una tasa de
supervivencia a 5 años de menos del 25%.
Dos
veces más frecuente en varones que en mujeres, el riesgo de desarrollar un cáncer
gástrico aumenta a partir de los 50 años y es máximo en la séptima década de la
vida. Los científicos han observado durante mucho tiempo que los cánceres
humanos y de ratón tienen muchos nervios en y alrededor de las células
tumorales, explican los investigadores del Centro Integral del Cáncer Herbert
Irving de Columbia liderados por Timothy C. Wang. "Nosotros queríamos
saber más sobre el papel de los nervios en la iniciación y crecimiento del cáncer,
centrándonos en el cáncer de estómago", apunta Wang.
El
combustible del tumor
Y
con este trabajo, en el que han participado también investigadores noruegos,
muestran que el crecimiento tumoral se debe a la liberación del neurotransmisor
acetilcolina, que pone en marcha una serie de vías de señalización que
estimulan a las células madre tumorales a dividirse. Interrumpir la entrada de
este neurotransmisor mediante denervación parece un método efectivo para
bloquear el crecimiento, según han comprobado los investigadores en pacientes
con cáncer de estómago que habían sido sometidos a esta técnica quirúrgica, que
parecía prevenir las recidivas.
Además,
han comprobado en ratones con cáncer gástrico, que el corte del suministro
nervioso al estómago ya sea interrumpiendo la transmisión en el nervio vago o inyectando
localmente toxina botulínica, dos técnicas que bloquean la liberación de
acetilcolina, suprime drásticamente el crecimiento de los tumores.
A
partir de tres modelos diferentes de cáncer de estómago en roedores, el equipo
de Wang ha visto que cuando realizaron una vagotomía, para seccionar algunas
ramas de este nervio, se redujo significativamente el crecimiento del tumor y
hubo un aumento significativo de las tasas de supervivencia.
También
comprobaron que la sección de las conexiones nerviosas de un solo lado del estómago
permite al tumor seguir creciendo en el otro lado, proporcionando una evidencia
adicional de la importancia de los nervios en el desarrollo del cáncer.
Wang
también encontró evidencia de la eficacia de seccionar los nervios para el
tratamiento del cáncer en pacientes humanos. Para ello compararon 37 personas
que sufrieron una recidiva del cáncer de estómago muchos años después de la
cirugía.
De
los 13 pacientes que habían sido sometidos a una vagotomía como parte de su
tratamiento, en todos menos uno de los casos, los tumores no se desarrollaron
en las regiones donde se habían cortado las conexiones nerviosas. Por el
contrario, se encontraron tumores en la misma región del estómago en los 24
pacientes sin vagotomía. Según los autores, la denervación podría funcionar aún
mejor en combinación con la quimioterapia tradicional.
El
bótox, también efectivo
Wang
planea ahora investigar la efectividad de la terapia dirigida al nervio en
combinación con otros tratamientos para el cáncer. Los experimentos iniciales
ya han demostrado que el bloqueo de los nervios hace que las células cancerosas
sean más vulnerables a los agentes químicos.
Los
investigadores trataron de bloquear de forma alternativa la transmisión de las
señales nerviosas farmacológicamente, mediante toxina botulínica A (Bótox), que
sin cirugía evita la liberación del neurotransmisor acetilcolina, el impulsor
del crecimiento tumoral, según sugiere este trabajo. Inicialmente utilizado en
tratamientos cosméticos, donde el bloqueo de la acetilcolina ayuda a disminuir
las arrugas faciales, el Bótox tiene ahora también posibilidades de unirse al
arsenal terapeutico contra el cáncer. Wang y su equipo pensaron que el Bótox
para evitar la liberación de acetilcolina podría ayudar también a desacelerar
el crecimiento del cáncer.
Y
lo que vieron fue que efectivamente al inyectar la toxina botulínica A en ratones,
el fármaco se mostró tan efectivo como la cirugía en reducir el crecimiento del
cáncer de estómago. "Hemos encontrado que el bloqueo de las señales
nerviosas hace que las células cancerosas sean más vulnerables, ya que se
elimina uno de los factores clave que regulan su crecimiento", explica
Wang refiriéndose al neurotransmisor acetilcolona.
Basándose
en los resultados de este estudio, ya ha comenzado en Noruega un ensayo clínico
en fase II de pruebas denervación en pacientes con cáncer de estómago.
Investigaciones
recientes han mostrado también que en el cáncer de próstata los nervios autonómicos
son fundamentales en el crecimiento del tumor y su diseminación, por lo que no
es descabellado considerarlos un blanco interesante para el desarrollo de nuevas
terapias en la lucha contra el cáncer.
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