Las
personas que acuden al trabajo de forma activa, por ejemplo, caminando o en
bicicleta, o usando el transporte público tienen menos peso corporal y grasa en
el cuerpo en comparación con los individuos que utilizan el transporte privado,
según sugiere un estudio británico publicado en 'BMJ'.
Los
investigadores de este trabajo señalan que los beneficios fueron similares para
las personas que van a sus lugares de trabajo de forma activa, a pie o en
bicicleta, y aquellas que utilizan el transporte público, lo que puede tener
implicaciones importantes para las políticas de transporte y salud.
Un
equipo de investigadores de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina
Tropical y 'University College London', ambas en Reino Unido, se propusieron
investigar la relación entre el traslado activo y dos marcadores conocidos para
la obesidad: el índice de masa corporal (IMC) y el porcentaje de grasa
corporal.
Para
ello, analizaron 7.534 mediciones de IMC y 7.424 medidas del porcentaje de
grasa corporal en los hombres y las mujeres que participaron en el
'Understanding Society, the United Kingdom Household Longitudinal Study', un
gran conjunto de datos representativos a nivel nacional.
El
76 por ciento de los hombres y el 72 por ciento de las mujeres acudió al
trabajo en transporte privado motorizado, el 10 por ciento de los hombres y el
11 por ciento de las mujeres dijeron utilizar el transporte público y el 14 por
ciento de los hombres y el 17 por ciento de las mujeres fue caminando o en
bicicleta a su empleo.
La
puntuación global del IMC para los hombres fue de 28 y para las mujeres, de 27.
Generalmente, un IMC de entre 18,5 y 24,9 indica un peso óptimo, mientras que
uno inferior a 18,5 sugiere que la persona está baja peso; por encima de 25
puede señalar que la persona tiene sobrepeso y superior a 30, que la persona es
obesa.
En
comparación con el uso del transporte privado, los desplazamientos en medios de
transporte públicos y de manera activa apuntaron significativa e
independientemente a menor índice de masa corporal y una composición corporal más
saludable, tanto para hombres como para mujeres.
Los
hombres que viajaban a diario en transporte público o de forma activa tenían
puntuaciones de IMC en torno a 1 punto más bajas que los que utilizaban el
transporte privado, lo que equivale a una diferencia de peso de 3 kilogramos
para la media del hombre. En el caso de las mujeres, las que optaron por
desplazarse activamente o en medios públicos tenían 0,7 puntos menos de IMC que
las que iban en coche privado, una diferencia de 2,5 kilogramos.
Los
resultados para el porcentaje de grasa corporal fueron similares en tamaño y
significado y las asociaciones se mantuvieron después de ajustar por varios
posibles factores de confusión, como la edad, la presencia de una enfermedad o
discapacidad incapacitante, el ingreso mensual, la clase social, el nivel de
actividad física en el lugar de trabajo y la dieta.
Los
investigadores consideran que estas diferencias son "más grandes que las
que se observan en la mayoría de las dietas diseñadas de forma individual y las
intervenciones de actividad física para prevenir el sobrepeso y la
obesidad". No obstante, dicen que aunque el estudio era grande, no se
pueden extraer conclusiones definitivas sobre la causa directa y el efecto.
Tras
sugerir la necesidad de realizar más análisis para confirmar la causalidad en
la relación entre los desplazamientos activos y el peso corporal, los autores
afirman, en todo caso, que el uso del transporte público y caminar y montar en
bicicleta para moverse hacia y desde el trabajo "debe considerarse como
parte de las estrategias para reducir la carga de la obesidad y las condiciones
de salud relacionadas".
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