Cómodo,
fácil y sobre todo económico. Caminar es una de las actividades físicas más
recomendables para poner a tono nuestro cuerpo. Y qué mejor que el verano y las
vacaciones para comenzar su práctica. Tan sólo hacen falta 30 minutos diarios
para obtener beneficios en nuestra salud. Por ejemplo, ayuda en la prevención y
reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares que actualmente son la
primera causa de muerte en los países desarrollados. En Europa, una de cada dos
muertes se produce por problemas de corazón.
Diferentes
estudios han mostrado las bondades de caminar. Por ejemplo, y según recogía a
principios de 2013 una investigación publicada en PLoS ONE, un ejercicio suave
y moderado consigue mayores beneficios que una hora de ejercicio intenso en la
prevención de enfermedades como la diabetes o la obesidad. E incluso ayuda a
dormir más fácilmente y a estar más alerta durante el día, tal como mantenía
recientemente un estudio de la Universidad Estatal de Oregón (EEUU).
Pero,
sin duda, a nivel cardiovascular tiene grandes consecuencias. La Federación
Mundial del Corazón mantiene que "caminar al menos 30 minutos al día a
paso rápido, y durante cinco días a la semana, incrementa la esperanza de vida
y reduce el riesgo cardiovascular hasta un 11%".
Este
hábito es bueno a todas las edades, sostiene por su parte el doctor Leandro
Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC). "Mantenerse
activo y hacer ejercicio regularmente puede ayudar a prolongar la vida y evitar
o retrasar algunas enfermedades. El ejercicio es seguro y beneficioso para la
mayoría de las personas mayores de 65 años. Incluso pacientes con diferentes
enfermedades crónicas pueden hacer ejercicio con total seguridad y
tranquilidad", mantiene.
En
el mismo mensaje coincide Juan Carlos Colado Sánchez, director de la Unidad de
Investigación en Deporte y Salud de la Universidad de Valencia y experto del
Consejo General de Colegios Oficiales de Licenciados en Educación Física y
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte: "Andar sistemáticamente
puede mejorar la forma física y estando en forma se reduce considerablemente el
riesgo prematuro de enfermedad y/o muerte. Incluso, incrementos modestos en la
condición física de personas sedentarias se asocia con grandes
beneficios".
En
personas con algún factor de riesgo cardiovascular, el hecho de estar en forma
o ser activo, añade el especialista, reduce el riesgo relativo de muerte
prematura si se compara con personas sedentarias sin factores de riesgo.
También, apunta, iniciar un programa de actividad física de intensidad moderada
a vigorosa, como podría ser el hecho de andar a buen ritmo, reduce un 23% todas
las causas de mortalidad, con independencia de los cambios producidos en la
composición corporal. Por tanto, "los índices de mortalidad más bajos se
encuentran entre quienes poseen mayores niveles de forma física, con
independencia de su peso corporal", subraya.
Consejos
para iniciarse en el ejercicio
Según
la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sedentarismo constituye el cuarto
factor de riesgo cardiovascular, siendo responsable del 6% del total de
defunciones en el mundo. Tal es así que este organismo está promoviendo
campañas dirigidas a fomentar el hábito de caminar, montar en bicicleta o la
práctica de diferentes deportes.
Por
tanto, la recomendación clave es "acumular como mínimo media hora de
actividad física de intensidad al menos moderada (y para eso vale caminar),
todos los días posibles", afirma Colado.
La
planificación también es importante. En la fase inicial o de puesta en forma
conviene aprender la técnica de caminar correcta. Según explica este
investigador, se debe comenzar a intensidades bajas y con duración corta (con
especial atención a las señales de intolerancia, principalmente
musculoesqueléticas o cardiopulmonares). La duración ideal oscilará entre 15 y
30 minutos. Sin embargo, las personas desacondicionadas podrán hacerlo entre
15-20 minutos e incluso divido en dos periodos de 10 minutos. Esta fase puede
durar hasta dos meses. Más adelante se puede ir aumentando el ritmo, accediendo
así a una fase de mejora. Un aumento de cinco a 10 minutos por sesión cada
semana suelen ser bien tolerados. "Una vez que la duración es la
pretendida, se debería aumentar la intensidad un 5%-10% cada seis sesiones de
entrenamiento o cada dos semanas, pero nunca aumentar la frecuencia, intensidad
y duración conjuntamente en la misma semana", aclara.
Para
sacarle todo el partido a esta actividad, prosigue el presidente de la SEC,
también es importante ser conscientes de los límites de nuestro cuerpo. Depende
de los límites y condiciones de nuestro organismo, la práctica deportiva puede
tener efectos beneficiosos para el corazón o por el contrario, suponer un
riesgo cardiovascular, sobre todo en aquellas personas que no están preparadas
o habituadas a realizar ejercicio. Además, "la Fundación Española del
Corazón recomienda someterse a un reconocimiento médico antes de realizar
actividades físicas intensas", mantiene.
El
ejercicio debe hacerse siempre teniendo en cuenta las condiciones físicas, edad
y peculiaridades de cada individuo. Pero, sin duda, lo más importante, concluye
Colado, es que caminar debe ser un acto placentero que favorezca un reencuentro
con uno mismo, con el entorno e incluso con otras personas.
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