Si
usted es una de esas personas cuya memoria no es tan buena como desearía o si
tiene un familiar afectado por una demencia o Alzheimer, seguro que le
interesará saber que investigadores de la Universidad Northwestern de Chicago
han logrado mejorar la memoria en 16 personas con una técnica indolora y sin
efectos secundarios. De momento, el experimento sólo se ha hecho en voluntarios
sanos, sin ningún problema neurológico, y los cambios sólo permanecen 24 horas
tras la estimulación, pero tanto los expertos involucrados en este estudio como
otros ajenos a él consideran que es un buen inicio para intentar probar este método
en pacientes y ver si tiene un efecto terapéutico.
Hace
años se pensaba que la memoria se almacenaba en pequeñas estructuras que, a
modo de cajones estancos, podíamos abrir cuando quisiéramos. Las numerosas
investigaciones sobre el tema y ciertas aportaciones como las del
neurocientífico español Joaquín Fuster han hecho que esta concepción vaya
cambiando y que ahora se contemple la memoria como fruto de una actividad
neuronal en red. Ese cambio ha sido clave para poder aplicar una técnica que se
dirige sobre la corteza cerebral, la capa más externa del cerebro, y que actúa
en el hipocampo, donde reside la memoria.
Las
conexiones que se establecen entre neuronas y estructuras del cerebro,
controladas especialmente desde el hipocampo, son clave para la memoria y su
plasticidad. Nuestros recuerdos son maleables, así como lo puede ser la
adquisición de nuevos aprendizajes. Sin embargo, en ciertas enfermedades como
las demencias o el Alzheimer, las personas aunque logran acordarse de hechos
acontecidos hace decenas de años son incapaces de recordar lo que han comido
pocas horas antes o, simplemente, el hecho de haber comido. «En el Alzheimer
hay memoria retrógrada porque ésta se encuentra en la corteza. El problema de
estas personas es que no pueden adquirir nuevos recuerdos, ya que esta función
se encuentra sobre todo en el hipocampo», explica María de Ceballos, del
departamento de Neurobiología Celular, Molecular y del Desarrollo del Instituto
Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Precisamente
en esta zona es sobre la que han actuado los investigadores de la Universidad
Northwestern, pero no directamente, sino a través de la estimulación magnética
transcraneal en la capa más externa del cerebro. Se trata de una técnica que se
viene utilizando desde hace varias décadas aunque no fue hasta 2009 cuando la
agencia estadounidense que regula los medicamentos y productos sanitarios (FDA)
aprobó el primer dispositivo para suministrar esta terapia. Inspirado en el
electroshock, este método es mucho menos invasivo ya que no provoca
convulsiones, contracturas musculares o dolor, por eso no requiere de ningún
anestésico o medicación previa a su uso.
Consiste
en generar un campo magnético a partir de una corriente eléctrica que pasa por
una bobina de cable de cobre. Este campo es capaz de penetrar en la piel y el
hueso, activando principalmente la zona más superficial del cerebro, es decir,
la corteza cerebral. Hasta el momento, se ha venido empleando para la depresión
resistente, el trastorno de estrés postraumático, el obsesivo-compulsivo, y en
otras patologías no psiquiátricas. Sin embargo, hasta ahora no se había
evaluado su utilidad en problemas que tienen su origen en zonas más profundas
del cerebro.
La
novedad que han incorporado los investigadores estadounidenses es encontrar una
forma de llegar al interior del cerebro. «Mediante el uso de la resonancia
magnética funcional, (MRI), fuimos capaces de identificar y manipular las
interacciones entre las regiones corticales y una estructura profunda dentro
del cerebro llamada el hipocampo. Ningún estudio previo ha utilizado este
enfoque con el fin de dirigirse al hipocampo. Además, la mayoría de trabajos
previos con estimulación magnética transcraneal se limitan a las regiones
superficiales del cerebro y no han tenido en cuenta la estimulación de redes
neuronales que son importantes para habilidades como la memoria», explica a EL
MUNDO el investigador principal, Joel Voss.
Las
estructuras cerebrales son ligeramente diferentes de una persona a otra y puede
variar su localización en unos centímetros. Por eso, a los 16 voluntarios sanos
que participaron en este experimento se les realizó previamente a cada uno de
ellos una resonancia magnética con el fin de identificar la zona exacta de su
corteza cerebral que se conecta más activamente con el hipocampo. Una vez
marcada, se les realizó una serie de pruebas para medir su memoria. Después se
sometieron a sesiones de estimulación de 20 minutos durante cinco días.
Tras
realizarles las pruebas para evaluar su capacidad para recordar, se comprobó
que su memoria había mejorado, según muestran los resultados del estudio
publicado en la revista Science.
«Hemos
demostrado por primera vez que es posible cambiar las redes neuronales de la
memoria del cerebro humano. Estos cambios permanecen al menos 24 horas después
de la estimulación y fueron responsables de una mejora en la capacidad para
aprender nueva información», asegura Voss.
Para
el investigador, los resultados son muy importantes para personas con Alzheimer
u otras demencias ya que, como explica, «las conexiones neuronales que hemos
cambiado están afectadas en las personas que tienen problemas de memoria por la
vejez, así como en enfermedades como el Alzheimer. Sin embargo, todavía no
sabemos si beneficiará a estos pacientes o si es seguro en ellos. Estamos
iniciando un estudio para probar esta técnica en adultos mayores pero sanos así
como en personas con Alzheimer en un estadio inicial».
Para
Pablo Martínez-Lage, coordinador del grupo de estudios de la conducta y
demencias de la Sociedad Española de Neurología, este estudio «abre una línea
terapéutica a investigar. Esta técnica podría potenciar la reserva cerebral y
utilizarse como herramienta para estos pacientes».
De
la misma opinión se muestra María de Ceballos, quien señala que muchas de las
alteraciones neurológicas que hay en la depresión se dan en la enfermedad de
Alzheimar. Hace años, se hicieron muchos estudios en los que se combinaban
ambos tipos de pacientes. Tiene un sentido que se extienda a otro tipo de
problemas neurológicos. Esta es una aproximación no muy invasiva por lo que
merece la pena investigarse y utilizarse". El inconveniente que le ve de
momento a esta técnica es que su efecto no perdura en el tiempo. "Para
mejorar la memoria se tendría que dar estimulación transcraneal todos los días".
Ref:
Haz click aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario